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Fernando Mulas

Mi hijo me llama

ENFERMOS POR PODERES

Es bien cierto que además de enfermedades hay sobre todo enfermos, y algunos tan peculiares que puede decirse de ellos que no tienen  enfermedad. Es decir, que una persona que parece muy enferma no lo está por su dolencia, sino precisamente por no llegar a comprender que realmente no está enferma: Esa es su enfermedad.

Parece un galimatías, pero no es tal. La paciente de 13 años acudió con su madre, que se mostraba muy preocupada ante los alarmantes síntomas que ella misma refería de la hija. Primero fueron desvanecimientos y aparente confusión mental, que les hizo pensar en un problema cerebral que les condujo al neuropediatra. La evolución siguió con unos angustiosos movimientos anormales de tipo tembloroso que muchas veces acababan en convulsiones de extremidades que se extendían hacia la parte superior del cuerpo..

Los ojos vueltos y el decaimiento extremo cuando cedían los síntomas, les hacía sospechar un proceso epiléptico, que era vivido con la connotación de algo enigmático y oscuro del cerebro humano, asociado ancestralmente a la locura demoníaca, estigmas clásicos que no dejaban a su entorno indiferente, y sin que el paciente fuese consciente de su necesidad de llamar la atención con su cuadro sintomático.

Pero la clínica no cuadraba del todo, realmente no había pérdida de conciencia y tampoco eran las características crisis de tipo parcial en las que el sensorio está conservado. Se realizó una rigurosa exploración neurológica, la actividad del electroencefalograma (EEG) no mostraba hallazgos específicos y los estudios de neuroimagen eran normales, por lo que todo quedaba en el aire hasta ver una evolución posterior o exploraciones más definidas.

La actitud de la madre fué siempre la de buscar a uno u otro especialista tratando de que encontrar al que confirmase esa enfermedad de su hija, que por otra parte cada vez hacia todo lo descrito con mayor asiduidad y vehemencia. Se repitieron algunas pruebas y cuanto mas veces resultaban normales, la madre y también la hija mostraban su enojo, insistiendo en confirmar una dolencia. Pero el registro de EEG y video-EEG mostraba una actividad normal cuando los movimientos convulsivos de la muchacha se hacían mas evidentes, lo cual excluía una epilepsia.

 

 A partir de ahí comienza el peregrinaje de especialista en especialista, que se convierte en una necesidad para tratar de que alguien confirme que la paciente está enferma. La madre también transforma su vida, girando todo obsesivamente alrededor de la supuesta enfermedad de la hija, ella se siente mal y su hija no se cura, la cual a su vez progresivamente manifiesta los síntomas de forma mas ostensible.

La conclusión diagnóstica es que padecen una enfermedad definida por la negación de la ausencia de patología, sintiéndose enfermas tanto madre como su hija, que es la que sufre el denominado Síndrome de Münchhausen por poderes. Münchhausen no fué el que describió  la entidad sino que fué un barón alemán de la segunda parte del siglo XVII que refería historias irreales, que él contaba y vivía como ciertas, como que incluso había ido a la luna, lo que tal vez tenga que ver con la tipificación de lunático.

Esta enfermedad en la que no existe una lesión o patología orgánica, lo es por la propia esencia de sentirse enfermo y vivir constantemente como tal. Comienza mediante la anómala percepción del progenitor de percibir al hijo como enfermo, y le condiciona para que manifieste los síntomas, haciéndoselos sentir y vivirlos como si padeciese la enfermedad. Se consolida entonces un círculo vicioso con carácter patológico, en el que acaba sufriendo mucho el afectado y todo su entorno.

Debemos sospechar la entidad ante una exagerada insistencia de los progenitores o recurrencias sintomáticas sin una causa objetiva que las condicione. Convencer a quien tiene una ascendencia o poder sobre el paciente y condiciona el síndrome es arduo, y ser tajantes con la situación conduce al peregrinaje con peores efectos curativos. Hay que buscar la intervención de especialistas en salud mental, tratamientos farmacológicos, psicológicos, etc., que hagan que el paciente se controle mejor, evitando intervencionismos improcedentes que produzcan efectos aún mas adversos y tampoco dejando al paciente sin amparo. Un problema complejo difícil de resolver que nunca deja de sorprender, como es el de estar enfermo por poderes o imposición subconsciente de terceros sin, aparentemente, tener enfermedad.

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Blog sobre los retos del desarrollo neuronal de los niños en una sociedad cada vez más exigente

Sobre el autor

Neuropediatra, Doctor en Medicina y Cirugía. Fundador y Director del Instituto Valenciano Neurología Pediátrica (INVANEP). Ex Jefe del Servicio de Neuropediatría del Hospital Universitario La Fe de Valencia (desde 1978 hasta 2013). Ver CV completo


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