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Fernando Mulas

Mi hijo me llama

EN LA PALMA DE LA MANO

Son muchas las cosas que caben en la palma de una mano, pero nada tan sobrecogedor como cuando en ella puede alojarse toda la humanidad de un hijo propio, pero no en el sentido metafórico sino en el real, es decir cuando el hijo que nace es tan pequeño que todo él cabe en la propia mano de la madre o del padre.

Cuando esto ocurre estamos hablando de niños de extremado bajo peso al nacimiento que no superan los 1.000 gramos, siendo cada vez menos excepcional aquellos cuyo peso se aproxima a los 500 gramos, de viabilidad muy comprometida.

La prematuridad tiene actualmente una media de incidencia en la población mundial de nada menos que de un 10% de todos los recién nacidos vivos, siendo por tanto un problema muy significativo, y las frecuencias varían de forma directamente proporcional al peso al nacimiento. Hablo de ello porque no en vano mi tesis doctoral en medicina versó sobre la evolución neuropsicológica en la edad escolar de los recién nacidos con menos de 1.000 gramos de peso, aquellos de los que hace solo 3 décadas en una noticia que recorté del periódico Las Provincias se refería que en determinados países del norte de europeo a estos niños de menos de 1 Kgr. no se les reanimaba, considerándoseles como inviables.

Desde entonces los cambios han sido enormes. Por aquella época el 90% fallecían y solo un 10% sobrevivían gracias a los esfuerzos de los pediatras neonatólogos a su cargo. Hoy día la situación se ha invertido, sobreviven más del 90% de los mismos y sólo fallecen menos del 10%, conllevando ello la necesidad de un eficaz mecanismo de control para detectar los problemas en el neurodesarrollo secundarios a la prematuridad extrema. Estos niños pueden presentar secuelas que afortunadamente no suelen ser encefalopatías con daño cerebral grave como se produce ante los cuadros de hipoxia connatal severa en los niños a término, pero que al igual que en otras patologías, que sobreviven gracias a maniobras exhaustivas de reanimación y a las unidades de cuidados intensivos, los riesgos de presentar secuelas neurológicas menores también se ven incrementados, aunque aparentemente no sean tan relevantes.

En el seguimiento de la serie de nuestros casos de la referida referida tesis leída en el  año 1993, comprobamos que hacia los 8 años no había graves secuelas, pero sí que se observaron problemas en el neurodesarrollo con dificultades mas severas que afectaban fundamentalmente al área del lenguaje (cociente intelectual verbal y habilidades psico-lingüísticas) que se asocian directamente con los problemas en el control y regulación de los impulsos (hiperactividad y agresividad), y con los aprendizajes escolares básicos. Por otra parte estos niños en su desarrollo cognitivo solo estaban un punto por debajo de la media, pero sin embargo tenían un índice de repetición de cursos cinco veces más alto comparados con un grupo control de peso normal al nacimiento.

Estas evidencias y otras similares se han ido poniendo de manifiesto en estudios posteriores pues el seguimiento se hace ahora de forma más sistemática en esta población de riesgo al incluirse en los programas de Atención Temprana cuya finalidad es el conjunto de intervenciones dirigidas a estos niños, a la familia y al entorno, para dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo, o que tienen riesgo de padecerlos.

Los estudios de neuroimagen han revelado que la tractografía de los niños prematuros muestran disrupción en las conexiones tálamo-corticales, y comparándolos con los nacidos a término tienen una menor densidad de las mismas entre los tálamos y la corteza prefrontal, el área motora suplementaria, el lóbulo occipital y el giro temporal. Las consecuencias cínicas más severas que pueden presentar estos niños son variables: Parálisis cerebral, Retraso psicomotor, Déficit visual o Pérdida auditiva neurosensorial, siendo sin embargo mas frecuentes aquellas que competen a los trastornos de neurodesarrollo que apuntábamos en nuestra tesis doctoral y que pueden pasar inicialmente mas desapercibidas.

En relación directamente proporcional con la mayor prematuridad se han descrito en los niños muy prematuros dificultades del aprendizaje, disfunción ejecutiva, Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastornos de conducta así como, mas preocupantemente, Trastornos del Espectro Autista (TEA). Concretamente respecto al TDAH, que es uno de los problemas más frecuentes que vemos en nuestras consultas de neuropediatría, pues afecta al 5% de la población infantil, cuando el peso al nacimiento es entre 1.500 y los 1000. grs. la prevalencia es de un 20%-25%, y si el peso al nacer es inferior a los 1.000 grs., llega a ser de un 40%-50%. Referente al TEA en los controles de neurodesarrollo efectuados a los 2 años, hasta  en un 25% pueden presentar una clínica positiva de autismo, y en la edad escolar un 4% mantiene ese diagnóstico en los menores de 1.000 grs., y un 2% entre los de 1.000 a 1.500 grs. de peso al nacimiento.

Por lo expuesto vemos que la trascendencia de que al nacer un niño quepa en la palma de la mano de sus padres va mucho más allá de este deslumbrante hecho, y comprende no solo su supervivencia inmediata sino todos los cuidados de su control neurológico evolutivo.

Los padres tienen que estar más alertas que nunca a las llamadas de su hijo  y con ojo avizor ante la sospecha de signos de alarma de las entidades referidas. Consecuentemente es necesaria una concienciación colectiva para que estos niños no se nos escapen de las manos de todos, en este caso las de la solidaridad, procurando que reciban las atenciones que precisen desde el punto de vista sanitario, educativo  y social.

Temas

Blog sobre los retos del desarrollo neuronal de los niños en una sociedad cada vez más exigente

Sobre el autor

Neuropediatra, Doctor en Medicina y Cirugía. Fundador y Director del Instituto Valenciano Neurología Pediátrica (INVANEP). Ex Jefe del Servicio de Neuropediatría del Hospital Universitario La Fe de Valencia (desde 1978 hasta 2013). Ver CV completo


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