Las consignas te producen rechazo, te repelen. Debe ser un acceso primaveral que arrastras desde siempre pero no logras concebir una vida polarizada llena de dogmas, proselitismos y fobias, aunque alguien te podría achacar tibieza por ello. Tampoco crees que una manera de entender la vida y nuestro entorno pueda ser estereotipada al 100% y si algo te parece ha logrado la política últimamente es que vivamos absolutamente todo como un sí o un no exponiéndonos al etiquetado ramplón.
Es como estar pisando constantemente un campo minado en que nos adentramos ingenuamente como ratoncitos de laboratorio sobre los que experimentar nuevas consignas que valen nuestra papeleta en oro. ¿Hacia dónde saltará el ratoncito?, ¿Hacia el rojo o el azul?. ¿Qué temas le llevan a reaccionar antes?, dinamitándolo todo en uno u otro sentido, para que luego digamos que no se ganan el sueldo.
Te parece necesario que el debate político llegue a los medios sociales, pero de ahí a que intenten reducirnos e inculcarnos constantemente cuatro ideas elementales hay una diferencia sustancial. De tal manera que abrirse paso entre ideas preconcebidas se convierte en algo así como intentar vislumbrar la claridad entre la espesura del bosque rodeados de un pensamiento standard y facilón que nos simplifica tanto como les permitamos hacerlo. Cuanto más diametralmente opuestas e irreconciliables sean las posturas, más segmentadas y cuantificables resultarán, más inamovibles. Política rápida para llevar. Y después, el desentenderse de lo dicho, la traición y la ya mítica frase de un amigo según la cual “el problema el teniu vosaltres que se ho havíeu cregut “.
Viene todo ello a cuento por la polémica desatada estos últimos días a raíz de la letra del nuevo tema ‘La Ratonera‘ de Amaral que crees no retrata el estado de la calle real. Pero sobre todo por lo excesivo del video, sarcástica animación solidaria con imágenes impactantes de políticos golpeados, pidiendo limosna o inyectándose heroína. Ya se sabe, incendiar las redes. “Espero que algún día tengamos una sociedad avanzada donde la demagogia sea delito”, decía Raúl del Pozo a raíz del lanzamiento de la ‘canción protesta’ del dúo zaragozano. Nada que ver con Nacho Vegas y su ‘Resituación‘. Sí, las consignas antipolíticas son aún peores.
No, no te gustan las etiquetas de ningún tipo así pues tu voto, de los fáciles no es. Pero por impactos desde luego no queda la cosa y te da en la nariz que ni estos días de Semana Santa os libraréis de slogans propagandísticos desde donde quiera que estéis -al sol o a la sombra-, ahora que ya no hay ni campaña ni precampaña sino estado de guardia permanente. Parece un mal sueño que todavía pervivan tales métodos en una sociedad que se supone avanzada, convirtiéndonos en algo gregario y clientelar o directamente antisistema. Tan harta está la gente que estas semanas triunfa como pocas la película ‘Ocho apellidos vascos‘, la cuarta más taquillera de la historia del cine español hasta el momento. Porque quizá la vida no se reduzca a cuatro consignas y nosotros seamos algo más que meros votos andantes o estereotipos. Necesitados de humor, mucho sentido del humor.