Entre salir corriendo o de puntillas prefieres lo último. Con tus zapatillas de raso -por supuesto- llegas hasta el Principal: 18 euros, platea, cuarta fila. Justo a tiempo. Tan fácil resulta gastarse ese importe en cualquier tontería que lo das por bien empleado y te sumerges de lleno en una nueva maniobra de aproximación a la danza. Hoy domingo el teatro hacía descuento a las mamás de los bailarines así que el ambiente que se respira en la sala antes de la función es muy especial. Tampoco es que esté lleno aunque el aforo de la platea esté ocupado en algo más de la mitad de su capacidad aproximadamente. Algún espectador por arriba, pero más bien pocos.
Actúa el Ballet de la Generalitat, bajo la dirección artística de Inma GilLázaro. El día del estreno fue el martes, Día Internacional de la Danza, pero la función se extiende hasta el fin de semana que viene dentro de la temporada ‘Dansa València 2014‘. Andabas necesitada de una dosis de belleza que te reconcilie con el día a día y acabe con el agarrotamiento de tu espalda, cuya tensión desaparecerá “en breves momentos, por favor, apaguen o silencien sus móviles”.
Como a neófita que eres, la danza se te muestra con toda su fuerza, con una belleza que estremece al contemplarla y con la aparente y sorprendente facilidad plástica con que ‘Els 4 temperaments‘ funden clásico y contemporáneo. Los temperamentos que ves han sido adaptados en una versión de Paolo Mohovich de una de las obras maestras de George Balanchine, en homenaje al gran coreógrafo. Con música de Paul Hindemith, el ballet explora la esencia de los componentes esenciales del ser humano según la medicina y la filosofía griegas: melancólico, sanguíneo, flemático y colérico.
‘Two duets & two tríos’ muestra pequeñas coreografías del israelí Ohad Naharin y la última parte es de estreno: ‘Radura‘, la pieza que CulturArts ha encargado al coreógrafo Paolo Mohovich, sobre el concierto de Brandeburgo n. 5 de Bach y que a ti no te llega. No como las dos primeras partes. Te sientes como la pequeña sentada a tu lado, aunque tú no te canses ni al final o ella sí lo haga en los últimos minutos. Pero las evoluciones, la motivación, el arte del cuerpo del Ballet te consiguen arrastrar tanto o más que el final de la función, que “quiere inspirarse en las formas y dinámicas del mundo animal y vegetal, buscar la esencia de algo desconocido y misterioso presente en nuestro instinto y en nuestra esencia”. En realidad en estos momentos lo que te impacta poderosamente en su conjunto es la imagen de 16 chicas y chicos alimentándose de los aplausos con una avidez que casi puede tocarse en la edad en que uno se comería el mundo.
Tiene la danza la capacidad de expresar lo que de otro modo necesitaría toda una partitura, capítulos y capítulos o cantidades de metraje de película. “Buscad la belleza, que es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo”, recordaban el Día Internacional de la Danza desde La Rambleta, uno de los centros asociados esta temporada y hasta el próximo junio a ‘Dansa VLC’. Parafraseaban a Ramón Trecet en Radio 3, o si se prefiere buscar su origen, a una frase pronunciada por el autor polaco Czeslaw Milosz. Cruda y tal vez poco ortodoxa afirmación, pero que no ha perdido un ápice de su fuerza.