El espectáculo debe continuar
La Reina Sofía hoy se expondrá de nuevo en un acto público cuando reciba en Valencia el Premio Convivencia de la Fundación Manuel Broseta tras el abucheo de los Jaume I. Invariablemente con su sonrisa hierática casi de esfinge helénica, de las que esconden más que muestran, responde a la cerrada respuesta de una parte de la sociedad valenciana ante ‘esas cosas’ del pasado reciente. Hace sólo unos días fue la Princesa de Asturias quien se desplazó hasta aquí para entrar con todo honor en la Maestranza valenciana, institución caballeresca del siglo XVII que aglutina a la nobleza valenciana. Gestos honrosos pensarán algunos para hacer notar su adhesión incondicional a la monarquía o boutade, efectismo innecesario en estos duros momentos, podrían pensar otros.
En este día en que amanecemos con noticias sobre la batalla judicial que libran Francisco Rivera y Eugenia por obtener la custodia de su hija Cayetana o sobre la mengua de plantilla de más medios de comunicación -entre ellos al que está adscrito este blog- y la revisión del despido de veintidós científicos del Centro Príncipe Felipe por plantear mal su ERE; en estos días hacen falta héroes.
Hablando de príncipes, como David Bowie, y de héroes, como los de su canción, aunque sea sólo por un día se agradecen las heroicidades. Es el caso de un policía local que ha denunciado a su superior por quitar una multa a un cargo político, o de los profesores y alumnos del colegio de Santa Pola que han visto cómo la tierra se hundía a sus pies o del nuevo pero viejo intento de Obama a través de su plan para el control de armas allende los mares, incluso el de un modisto de Valencia que salda trajes de novia -hasta gratis- si te vas a casar y estás en el paro.
La Satine de la película Moulin Rouge canta el tema de Bowie junto con Christian en ‘The elephant love Medley’ uno de los momentos álgidos sin duda de este musical contemporáneo construido a partir de grandes hitos del pop. Nicole Kidman y Ewan McGregor, corista y autor, luchan contra las circunstancias pero también contra sí mismos de una manera feroz en el delirante mundo de bohemia del París de 1900, en donde la autenticidad y el business y tantas otras cosas dan paso a la modernidad de una nueva época.
Maquillaje, sonrisas de cartón piedra que no son más que muecas forzosamente grotescas bajo los focos de las bambalinas…. sudor frío. Como el de la Reina, o Eugenia y Francisco Rivera, o las víctimas de los ERE, o los héroes de Bowie. Casi traspasa el aire su miedo escénico pero todo sale adelante de una manera u otra aunque cada función requiera de un esfuerzo titánico.
El espectáculo debe continuar ‘The show must go on’. Siempre.