El sistema educativo español, el que nos sitúa a la cola de Europa, tiene una serie de paradigmas que deberíamos cambiar para tener un país realmente productivo. Sin que esté reflejado en un ningún plan de estudios de la educación obligatoria o voluntaria, el sistema empuja a los estudiantes a una acumulación de títulos sin sentido. Los curriculum vitae con varias licenciaturas y masters se han demostrado en esta crisis ineficaces para encontrar empleo. Basta ver los datos del paro. Dada esta realidad, algunos titulados optan por quitarse medallas para encontrar un puesto de trabajo.
Esta situación debería hacernos reflexionar. Si un titulado retira de su curriculum vitae cursos, masters y titulaciones para así encontrar trabajo será porque no necesitaba haber invertido en ellas (ni su familia, ni él, ni el Estado). La idea de que un titulado universitario tiene que encontrar empleo “de lo suyo” es tan correcta como la de que todos los pilatrafillas que vendían pisos deberían ser contratados, por decreto, por una inmobiliaria ayer mismo.
Ante esta situación de paro desbocado se encuentran nuevas realidades. En el mundo globalizado en el que muchas cosas vienen de China resulta que empleos que no se estudian en ninguna universidad y sólo en algunos polígonos industriales están ahora faltos de mano de obra.
El aviso nos llega por la parte industrial. ¿Qué pasará cuando tengamos que buscar al que nos cultive las naranjas, patatas o pepinos?
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