La ciudad de Valencia ha avanzado a pasos agigantados hasta convertirse un lugar de referencia turística mundial. La política de grandes eventos (Copa América y F1) ha situado a la capital del Turia en el mapa de los destinos a visitar para europeos, americanos y, con un crecimiento exponencial, chinos y japoneses. ¿Qué ofrece Valencia? Fundamentalmente tres zonas: la ciudad de las Artes y las Ciencias, su centro histórico y el viejo cauce del río Turia que debería de servir como nexo entre ambas.
El conjunto de Calatrava es la postal más conocida y, gracias a ello, el centro cada día tiene más turistas. El flujo de los visitantes, con habituales incursiones en las paralelas, es entre la estación del Norte y el cauce del río a la altura de Convento Santa Clara. En esa zona, los empresarios han visto un impresionante potencial. Los comercios tradicionales de joyerías o abanicos cierran sus puertas mientras se levantan franquicias que ofrecen comida y bebida rápida. El negocio está en que pase mucha gente sin que ello obligue a grandes desembolsos por parte de cada turista. El cambio es imparable y pronto las guías de turismo destacaran esta nueva oferta gastronómica pensada para el turismo.
Pero Valencia seguirá teniendo un error histórico en su centro. El edificio medio derruido por el que hay que pasar cuando se bordea el Miguelete para pasar desde la plaza de la Reina hasta la plaza de la Virgen es un punto negro que el Ayuntamiento de Valencia debería solucionar de manera inmediata. Las caras de horror que ponen los turistas en esta curva es, sin duda, motivo suficiente para tomar una decisión inmediata. Además, alrededor del edificio mugriento, hay tres locales de hostelería (Lalola, Papardella y Creperie Bretonne) a partir de los cuales se podría desarrollar una nueva zona de hostelería que invitara a la prolongar la estancia de los visitantes.
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