Lamberto Sánchez, gerente de Renault Valencia y presidente de la asociación valenciana del vehículo eléctrico, me comentó, entre risas, la siguiente anécdota. “Cuando Renault decidió ponerle de nombre a su berlina Laguna, en el pueblo de Laguna del Duero, al lado de Valladolid donde Renault tiene una factoría, dijeron que era un reconocimiento del apoyo que daba el pueblo a la multinacional francesa”. Naturalmente, no tenía nada que ver una cosa con la otra, pero el alcalde tuvo su minuto de gloria y se brindó en más de un bar ante la noticia mal interpretada.
La culpa de todo esto la tiene Seat con sus Ibiza, Toledo, Córdoba, Marbella, León… ¡Pero es que Seat es una marca española!
Ford, por mucho que quiera Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, no va a llamar a ningún modelo Valencia por lo que el Kuga no se denominará Ford Valencia. Lo de la Transit Connect o el C-Max es que ni lo planteo. ¿Cuánto costaría que Ford, cuyo proyecto ‘one world’ lleva a que todos los modelos se llamen igual en todo el mundo, cambiara una denominación de un coche por el de Valencia? Creo que esto es imposible pero, si la idea es esa, hay que preguntar en Colonia, sede de Ford Europa.
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