Carlos Faubel, secretario autonómico de UGT en Ford Almussafes, me comentaba, mientras escribía el artículo sobre el salto cualitativo que ha dado la factoría, que la llegada de Kuga y la Transit Connect no iba a ser gratis. “Hemos tenido que ceder y, cuando vuelva el tercer turno, habrá quince minutos menos de comedor y se le dará a la empresa quince minutos más de trabajo”.
Esta cesión, contemplada en el importantísimo pacto Pino-Fleming, es una de las grandes barreras que ha tenido que salvar la planta de Almussafes para recibir la mayor inversión de la historia del automóvil en España. Han sido cuatro años de arduo trabajo de la dirección de la planta, los sindicatos y los proveedores para llegar a un final brillante que finalmente ha concedido Ford Europa, con sede en Colonia.
Y el camino aún no ha terminado ya que el éxito total será palpable a partir de 2013. Recapitulemos: siete años de esfuerzo para lograr un objetivo muy ambicioso. ¿Facil? Para nada.
Ford Almussafes es un ejemplo para todos. ¿Qué pasaría si ahora estuvieramos hablando del cierre de la factoría? La diferente situación que vamos a vivir se fundamenta en esfuerzo, sacrificio, esfuerzo, sacrificio, esfuerzo, sacrificio y, al final, éxito.
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