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Julián Larraz

Activos y pasivos

UGT Ford Almussafes y la venta pisos: el arte de negociar

Tener la cabeza fría permite ver que lo que a corto plazo es malo a largo puede ser bueno. Pongo dos ejemplos: el convenio de Ford Almussafes y la venta de un piso entre 2008 y 2009.

Los datos son los siguientes. Las factorías españolas de automoción que negociaron su convenio durante 2010 lograron una revalorización de sus salarios del 0,7%, según datos de Anfac. El resto que tenían convenio vigente tuvieron una subida de sus nóminas del 1,45%, es decir, el doble. Por contra, en la factoría de Ford en Almussafes, según asegura UGT, el sueldo subió en 2010 un total del 2,9%.

Quiero pensar, sin menospreciar la labor de UGT, que en Almussafes suben más los sueldos porque su plantilla es más productiva. Haber recibido la mayor inversión de la historia del automóvil en España es sin duda una buena prueba para refrutar mi pensamiento. Sin embargo, si se recuerda la situación en enero de 2009 (plena crisis y con Lehman Brothers ya bien quebrado) los planteamientos eran los siguientes. Ford quería congelación, UGT, el IPC; CC OO optaba por IPC + 1% mientras que CGT se desmarcaba con 1,5 o 2 puntos por encima de la inflación. En aquel momento, la opción de UGT, sin duda, era la más baja pero resulta que ahora se firman convenios con rebajas de salarios y el sindicato mayoritario, además, firmó un convenio de largo plazo. Un lustro (2009-2013) y en 2014 ya veremos.

Sin duda, supieron negociar y esto tiene que ver con una visión a largo plazo poco común en esta sociedad (y que naturalmente la factoría es productiva).

El segundo caso que quiero contar hoy tiene que ver con la vivienda. En 2008 y 2009, acudía regularmente a pisos.com para ver una vivienda de tres habitaciones en una urbanización con piscina enfrente de donde se plantaba la falla de Nou Campanar. Creo recordar que la primera vez que vi el anuncio (verano de 2008) valía 340.000 euros cuando pisos similares se ofrecían por 300.000 y se vendían fácilmente por 280.000, según me explicaba promotoras e inmobiliarias que trabajaban la zona.

Cada semana o quince días, el propietario bajaba 5.000 euros. En alguna ocasión hasta 10.000. Cuando la visité, la vivienda tenía como precio de salida 268.000 euros. En abril de 2009, el propietario me enseñó una tasación de principios de 2008 y otra de doce meses despues. El precio de tasación pasaba de 420.000 euros a 310.000. “Fíjate como ha bajado”, me dijo para convencerme de que era una buena compra. Le dije si aceptaría 250.000 y me dijo que me llamaría. No lo hizo. Pasados dos meses, retiró el anuncio y sigue sin haber luces encendidas en esa vivienda. Estoy convencido de que si hubiera vendido sí o sí su segundo inmueble de inversión a principios de 2008 hubiera pasado un trimestre disgustado por pensar en que se equivocó pero que ahora respiraría muy aliviado.

En nuestra sociedad ha sido más habitual el segundo caso que el primero. Se ha intentado salvar los muebles día a día con excusas como que la sociedad cambia a mucha velocidad pero decisiones estratégicas meditadas y con perspectiva son claves tanto en las grandes empresas como en las más pequeñas microeconomías.

Blog con el objetivo de explicar la economía y acercarla a la vida cotidiana

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