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Julián Larraz

Activos y pasivos

El efecto contagio del bunga-bunga

Italia sufre una inestabilidad política que ha hecho que el ministro de Economía, Giulio Tremonti esté forzado a dimitir. A una crisis de este tipo se le une a la necesidad del país transalpino de emitir deuda en los próximos meses por más de 100.000 millones de euros. Si al hecho de padecer un gobierno débil, que se recuerda internacionalmente porque su presidente Berlusconi monta fiestas bunga-bunga, le sumamos que necesita dinero sólo queda una pregunta. ¿Le prestarías dinero al que derrocha en fiestas?

Generalizar con un pregunta como la que acabo de escribir es una barbaridad para cualquiera que viva en España pero el mundo globalizado no atiende a estas sensibilidades.

Los mercados funcionan con órdenes muy sencillas: compra, mantiene o vende. ¿Por qué ocurre todo esto? La globalización permite operar en bolsa desde un ordenador en cualquier punto del mundo. Naturalmente, este poder no está relacionado con que se tenga conocimiento suficiente como para operar en todo el mundo.

Para subsanar esta deficiencia, los inversores acuden a consejeros, es decir, miran los rating de las agencias de calificación. Aunque existan rating de cada región, empresa, banco…, al final se divide el mundo por continentes o subcontinentes.

Los mercados han decidido dividir nuestro continente en dos: el norte de Europa capitaneado por Alemania y el sur, que tiene a Grecia como referente.

El traslado de esta situación en el mercado de la deuda se ha convertido en que el norte de Europa es fiable y el sur, no.

De este modo, cualquier noticia negativa que tenga que ver con el sur demostrará (a los que dicen que el problema de Europa está en el sur) que tienen razón. De este modo, cualquier duda sobre un país mediterráneo se amplifica para certificar que no se erró al culpar al sur de todos los problemas.

Sin embargo, dentro de los del sur hay dos países (España e Italia) que claramente son distintos a Grecia o Portugal. Son radicalmente diferentes porque son muchos más grandes, tienen unas cuentas mucho más claras y están notablemente menos endeudados.

Aquí es donde entra el efecto bunga-bunga. Italia, igual que España, pero muchísimo menos que Grecia o Portugal, ha derrochado durante la bonanza lo que no está escrito (y ahí uno de los agravantes). El pasado viernes (8 de julio de 2011) una nueva ola especulativa hizo que la bolsa cayera un 3,4% que se ha sumado al descenso del 4% de la primera sesión de esta semana (11 de julio de 2011). ¿Por qué ha bajado la bolsa italiana? Desconfianza.

Italia, un país cuya actualidad más rabiosa tiene que ver con las fiesta bunga-bunga de Berlusconi, no puede ser un país fiable. Convencer de lo contrario a un estadounidense, un chino o un australiano es realmente complicado.

Y lo que ven los especuladores no es Italia, sino el sur de Europa. Por eso, si la especulación ataca a cualquier país del Mediterráneo a España no le queda otra opción que ponerse a temblar.

Y si no te fías de Italia, porque está en el mismo grupo de Grecia y Portugal, eso salpica directamente a España, que es también sur de Europa.

Sin embargo, hay una diferencia fundamental. Una naranja podrida se puede sacar del cesto pero si caen España o Italia, su rescate no es una opción ya que Europa no tiene tanto dinero como para acometer una operación de este tipo.

Blog con el objetivo de explicar la economía y acercarla a la vida cotidiana

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