La decisión de crear la estrategia One World de Ford ha acabado beneficiando a la factoría de Almussafes. Esta filosofía se materializa en que ya no hay coches Ford para Europa, Asia o América sino que todos los modelos son iguales en todas los rincones del planeta. El C-Max, Kuga o la Transit Connect son idénticas en España, Estados Unidos o China.
Esta forma de entender la producción hace que los asientos, salpicaderos, motores… sean iguales para todas las fábricas del mundo por lo que se puede crear proveedores globales. Supone decirle al que es bueno haciendo asientos que se especialice en hacer un único modelo y lo haga de más calidad y a menor precio. Es aplicar el concepto de la globalización a gran escala.
Las nuevas reglas del juego de Ford hacen que Almussafes ahora no puede tener proveedores locales sino grandes multinacionales y esto ha hecho que el gigante Magna llegue a Valencia. Si no fuera por esta nueva filosofía, fichajes tan grandes como el de este monstruo de la automoción sería impensable en la Comunitat.
Pero además supone un golpe a Colonia por parte de Detroit. Cuando Ford Europa hacía modelos para su territorio tenía un mayor margen de decisión. Ahora, Detroit, sede mundial de Ford, tiene que jugar más cartas dejando a Colonia como una delegación sin tanto poder.
La cuestión no es baladí. Alemania ejercía su poder sobre la dirección de Ford Europa para beneficiar a sus factorías de Colonia, con el Fiesta, y de Saarlouis, con el Focus. La perjudicada de este poder germano era Almussafes. Ahora, las cosas han cambiado.
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