Hay maneras ruinosas y exitosas de planificar una expansión geográfica e Ikea y Apple han demostrado que en Valencia se pueden desarrollar las dos al pie de la letra.
Los suecos de los muebles low cost llevan más de una década intentando dar con una ubicación en la que se pueda desarrollar una gran proyecto inmobiliario en el que se sitúe su tienda. El enfrentamiento cerrado con los comerciantes y fabricantes del mueble lo han llevado al máximo extremo. No sólo se llevan mal cuando con los valencianos cuando una pequeña parte muestra su rechazo si no que también cuando el problema se soluciona firmado un acuerdo continúan despertando recelos.
La californiana Apple, que debería abrir para esta navidad, aún no ha comunicado su apertura. Ha llegado, ha comprado un edificio, lo está reformando y cuando se tenga que inaugurar, lo hará. Enfrentamientos cero.
Respecto al empleo, ambas multinacionales llevan caminos contrarios. Ikea asegura 2.500 empleos. Apple no concreta. Sólo discretamene desde su web anunció que buscaba personal.
La solución: Ikea sigue sin abrir mientras Apple ultima la apertura.
No me canso de decir que si Ikea hubiera abierto una tienda en Gandía (Tavernes o Piles, por poner ejemplos) en el 2000, ahora estaría también en Valencia y Alicante. Se han empecinado en estar cerca de Valencia y la falta de cintura les está costando ya muchos años sin lograr negocio dentro de la Comunitat.