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Julián Larraz

Activos y pasivos

El banco malo infla la futura burbuja inmobiliaria

Los bandazos de la errática política financiera del Gobierno han alcanzado una cota insospechada. Quieren reducir la exposición inmobiliaria de los bancos y que firmen más hipotecas con los pisos del banco malo. La Sareb se creó para purgar los excesos de la burbuja inmobiliaria pero cuando cumple seis meses de vida (tiene 15 años de duración prevista) ya llegan las prisas para vender.

La primera idea del Gobierno fue “sanear” la banca. Para ello se presentaron los “Guindos” (decretos-ley que regularon el sistema financiero a propuesta del ministro Luis De Guindos) que aumentaban las provisiones que tenían que hacer los bancos con los créditos inmobiliarios. Esto significó cambiar las reglas de contabilizar las cuentas de los bancos de manera que se afloraban pérdidas. Realmente, lo que se hizo fue obligar a considerar como pérdidas los préstamos que se dieron al mercado inmobiliario. Se penalizó al que prestaba al ladrillo.

Tal volumen adquirieron estas pérdidas por la nueva contabilización de los créditos inmobiliarios que las pérdidas de muchas entidades se convirtieron en insostenibles. Para solucionar el desaguisado, el Gobierno creó el ‘banco malo’ en el que se metieron todos los activos inmobiliarios tóxicos (los que generan pérdidas).

Aunque lo que está ocurriendo es completamente previsible, ahora el Gobierno se ha dado cuenta de que un ‘banco malo’ no da beneficio el primer día. No se compran los pisos (si se vendieran ya lo habría hecho Bancaja) por lo que la Sareb acabará 2013 en pérdidas. La contradictoria respuesta del Gobierno es ahora obligar a los bancos a financiar viviendas del Sareb para que esta entidad acabe el año con beneficio. El mismo Gobierno que penaliza a los bancos por tener inmobiliario es el que obliga a dar hipotecas. Si el objetivo es que los bancos den créditos es fundamental tener claras las reglas del juego. Si las cambian, los bancos se dedicarán a modificar su estrategia cada tres meses y eso no ayuda a que fluya el crédito.

Pero además hay otra reflexión de fondo. El Gobierno quiere que compremos pisos. Si queremos cambiar el modelo productivo (lo de refundar el capitalismo está ya olvidado) lo primero que tendremos que hacer es no basar nuestra economía en la construcción.

¿Para qué voy a comprar un piso? La demanda latente, es decir, los que necesitan comprar piso y pueden hacerlo, tienen suficiente ofertas de pisos en las enormes carteras que tienen los bancos. No hace falta que la Sareb pervierta el mercado.

Si desvirtuamos el mercado inmobiliario con más financiación para los pisos de la Sareb, estaremos aumentando artificialmente la oferta de manera que estaremos empezando a crear una burbuja ya que los nuevos compradores son demanda solvente que no van a perder su piso por falta de capacidad de pago. Lo aguantarán hasta lograr plusvalías. Gracias a la Sareb podemos crear pequeños nuevos especuladores de la vivienda.

Un auténtico sinsentido que el banco malo potencie que dentro de 14 años y medio tengamos una nueva burbuja inmobiliaria.

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