España ha llegado a un punto, estar al borde de los cinco millones de parados (datos EPA), en los que debe dar ya un puñetazo encima de la mesa y dedicarse a su problema: el paro.
Vivimos rodeados de un entorno que nos está perjudicando gravemente. Los llamados mercados, alentados por declaraciones del FMI, el BCE, Merkel, Sarkozy… están obligando a España a tomar medidas que le perjudican gravemente.
Además, nuestros empresarios, pese a tener razón en lo que dicen, también están alimentando el furor regulatorio que nos encamina hacia los cinco millones de parados. Hablan de recortar lo superfluo, lo improductivo y ese es, sin duda, el camino, pero también lo es la inversión pública y, en crisis, eso sólo se logra con más deuda.
El déficit es bueno. Ya está bien de demonizar un mecanismo que necesitamos para salir de esta crisis. El superávit se logra cuando hay bonanza e intentarlo ahora es una barbaridad ilógica y de repercusiones dramáticas.
Toca endeudarse. Toca que la Generalitat coloque lo cientos de millones que necesita para pagar a los proveedores.
Es hora de darse cuenta que reducir el déficit, mermar la capacidad de endeudamiento significa también decir que queremos que las admnistraciones públicas no paguen a sus proveedores. ¿Estamos locos?
Naturalmente que hay que eliminar el gasto superfluo. Debemos utilizar este periodo para quitarnos de encima los derroches pero eso es el chocolate del loro. Afirmar que sólo podemos gastar lo que tenemos es una máxima correcta pero que requiere de una análisis.
¿Qué es lo que tenemos? Nuestros ingresos más nuestra capacidad de endeudamiento, que puesto que estamos al borde de la recesión debería ser incrementada y no limitada como esta ocurriendo.
Claro que hay derroche pero ¿porqué estamos ahora así? Nuestra economía basada en el ladrillo dio la espalda a este sector y el paro se disparó. La otra gran fuente de empleo es la administración, y queremos ahora también que sólo recorte y genere más paro. La especulación se debía de cortar pero hasta que el modelo productivo cambie no podemos eliminar las fuentes de empleo que tenemos. ¿Hay personal que no es productivo? Cambiemos su función y hagámoseles trabajar.
Llegados a este punto se podría pensar que con lo endeudados que estamos ya no deberíamos pedir más créditos porque no podemos ni pagar los que tenemos. Falso. El problema no es que lo que debemos sino que el mundo no se fía de sí mismo y no se quieren dar crédito. Nuestros intangibles nos hacen un país que merece esa financiación.
La ingeniería financiera es realmente compleja. Ahora los mercados están obligando a la banca europea a tener un capital principal del 9%. Esto se hace para que los propios mercados se fíen de la banca y vuelva a fluir el crédito. Sin embargo, dado lo volátiles que son, esta actuación no garantiza nada. Los mercados son brokers cortoplacistas que ganan dinero dentro de la incertidumbre. Son seres que el día que se solucione la crisis perderán ingresos. ¿Cuánto tiempo más haciendo caso a los que tienen como objetivo que no se acabe la crisis?
Además, la subida de requisitos de capital principal a la banca nos perjudica. Les obliga a guardar un dinero precioso en su apartado de dinero de máxima calidad en lugar de prestarlo a empresas o administraciones (que adeudan a empresas).
Estamos viviendo días históricos. El periodo clave de la crisis y estamos luchando contra el paro reduciendo el endeudamiento. Es de locos. El déficit es bueno, necesario y sin él, camino a los seis millones de parados.