El chiste ocurrió hace unos meses en Japón durante el transcurso de una feria. El sainete me lo cuenta José Luis Jiménez, director general de March gestión de Fondos, de Banca March (esa pequeña entidad que tiene un core capital del 26,3% a 31 de marzo de este año).

Mientras paseaban por el certamen, llegaron a un stand en el que un afamado chef galo llevaba el gorro con los colores de Francia y ahí se podían ver correctamente ordenados los vinos de Borgoña, Burdeos, Champaña… Resultado: el stand a rebosar. Mismo resultado en el de Italia.

La feria, según me cuenta Jiménez, fue muy satisfactoria. “Está muy bien que tras una reunión tengas una cata de Vega Sicilia en Japón”, recuerda. Sin embargo, como es habitual en las ferias, no todos los expositores acabaron igual de contentos. “El stand de la DO de Navarra estaba vacía”, añade.

Lógico. Con todos los respetos a los vinos navarros (que algún caldo interesante tiene) su postura de ir en solitario no es la adecuada. Su caso no fue el único. Casi todas las DO de España estaban allí, a solas, sin unirse y sin aprovechar la marca España que, al margen del deterioro que sufre por el poder político, se está devaluando aún más porque se prefiere optar por la minimarca autonómica.