TODO ES SILENCIO
Manuel Rivas
Alfaguara
18,50 euros
280 páginas
Un trío de personajes crecen y se enfrentan a su vida de adultos en un ambiente donde el contrabando, primero, y el narcotráfico, finalmente, lo impregna todo. La historia está repleta de silencios, de elipsis narrativas forzadas por el autor. Parece que Rivas actúa conscientemente al solapar parte de las historias, se guarda datos sobre los personajes, y no los suelta, en un ejercicio de estilo narrativo en el que la historia y la manera de contarla van ligadas. El modo en que evoluciona la relación de los gallegos y sus pueblos con la droga y con las fuerzas de seguridad que deberían perseguir el narcotráfico es la segunda lectura de la novela. Rivas fuerza la narración con una intención, la de reflejar y contar el silencio, lo cual es una novedad respecto a los estilos correctos y amenos con los que se escriben la mayoría de las novelas actuales.
VALORACIÓN: Como todo queda a medio contar, hay que estar familiarizado con la evolución del narcotráfico en Galicia para disfrutar de los matices de la historia. A veces, la novela se tropieza en 10 ó 12 páginas, comos si le hubiese faltado un último tijeretazo. El personaje de Mariscal se queda en un prototipo pobremente matizado. Ni gusta ni disgusta ni viene ni va ni grita ni calla. Rivas emplea el lenguaje con su lirismo habitual. El autor permanece anclado en un paisaje húmedo y mágico que hace tiempo que perdió misterio. El desenlace resulta un punto forzado, como suele pasar con los relatos de historias poco convencionales en las que los personajes se separan para después reunirse al final de una vida o de un ciclo vital. Bien. A secas. Con oficio y a otra cosa.
BURGUERA