HABITACIONES CERRADAS
Care Santos
Planeta
487 páginas
Toda familia tiene un pasado, y ese es el nudo de esta historia que cuenta los secretos de una familia de la alta burguesía catalana durante el primer tercio del siglo XX. Ese pasado se rescata a través de un personaje actual, una nieta, que se encuentra casualmente con una ‘habitaciones cerradas’, es decir, asuntos misteriosos, rivalidades, sexo no bendecido ni bien visto, miserias relacionadas con su familia, los Lax, unos imaginarios señores con dinero que la autora mezcla con personajes y escenarios reales. La novela va de menos a más, si bien no desvela misterios electrizantes, pero sí luctuosos. La autora elige saltar en el tiempo y en las formas de narrar. Los saltos al pasado, al presente… con personajes contemporáneos, antiguos, abuelos, nietos e hijos, despista al principio y, en algunos casos, impide perfilar bien los personajes (es el caso de Modesto Lax). El modo de presentar la trama, mediante una narración clásica que intercala emails, cartas, fragmento de documentos, notas de periódicos, también entorpece la historia. La novela cobra interés algo tarde, se pierde mucho por Barcelona y desvela la mayoría de sus claves algo pronto.
VALORACIÓN: Toda gran novela relacionada con una saga familiar termina encariñando al lector con algunos de los personajes. No ocurre en este caso. Demasiadas pinceladas. El hilo narrativo se interrumpe tanto en la temporalidad como por la intención de aportar nuevas visiones a través de elementos como cartas, recortes de prensa o emails que no siempre aportan cosas y que, además, en muchos casos no se diferencian de cómo se cuenta la historia de manera clásica. Un elemento fallido, artificioso, de adorno, eso de introducir emails, que, además, son poco creíbles por la indiferencia entre los registros lingüísticos utlizados. Pasaba algo parecido con Kirmen Uribe y su ‘Bilbao-New York-Bilbao’. Algunos descripciones son demasiado extensas por reiterativas, algunos diálogos son prescindibles por intrascendentes y algunos capítulos sobran por carecer de interés o no terminar de engancharse con la historia principal (es el caso de toda la mensajeria electrónica acerca de la relación de Violeta con un antiguo amor). Entretenida, pero no siempre.