PUNTO DE FISIÓN
David Torres
Algaida
372 páginas
Esta novela arranca desde cuatro puntos cardinales con el objetivo de coincidir en un sólo lugar. El drama de Chernobyl, el melodrama de un editor al que la vida comienza a estrangular, el extraño caso de un escritor al que casi parte un rayo y el esperpéntico caso de un partido independentista chulapo. Cuatro historias sin más conexión que la ciudad donde se desarrollan, Madrid, y que, a partir de la mitad del libro comienzan a intercambiar personajes y tramas empleando el humor (en algunos casos, negrísimo) y el género policiaco. El humor se transforma en delirio desconcertante y confusamente narrado en algunos momentos (el pasaje de la captura del inspector Rodríguez) y el deseo del autor de cruzar las historias y de jugar con la metaliteratura termina por cruzar los cables de la narración, que se desconecta a mitad de libro y eso termina por alejar al lector de unos personajes con sabor marginal.
VALORACIÓN: Algunos tramos de la historia son geniales. Algunos personajes y algunos diálogos son brillantes. Empieza y coge velocidad de manera tan interesante que se lamenta, y mucho, el fallido intento de cruzar las tramas a través de una explosión carente del magnífico tono inicial. Después, la novela alcanza buenos momentos, pero el embrujo se perdió a mitad camino. En cualquier caso, merece la pena leer ‘Punto de Fisión’. Aviso: las bromas son bastante macabras (en los diálogos no hay freno) y algunos comentarios tienen un acento canalla (muy canalla, incluso) que no hace recomendable la lectura a según qué almas sensibles. El sexo está presente en buena parte de la historia. La trama sobre Chernobyl es apasionante, quizá muy dura. Es una novela de sabor fuerte, si bien hay ciertos asuntos mejorables. En algún momento da la sensación de caer en una espiral del absurdo.