MANIFIESTO
David Mamet
Seix Barral
171 páginas
17 euros
Breve pero muy intenso es este ensayo en el que se desgrana qué es el teatro, qué no funciona en el teatro y por qué. Para eso, el autor se carga tranquilamente todo lo que huela a precepto intocable. Todo, excepto la necesidad de respetar al público desde la importancia de dar vía libre al talento del actor. Mamet aboga por un teatro sin subvenciones ni ayudas de ningún tipo. Recuerda sus orígenes, cómo aprendió lo que sabe y la manera en que el público terminó por convertirse en su único credo. Al principio del ensayo, Mamet se ríe de los métodos de interpretación, ataca a los directores con ganas de protagonizar la obra y pide sencillez y claridad por encima de todo. En una segunda parte analiza los aspectos determinantes del trabajo teatral y contrapone lo que él considera bueno con lo que no le gusta un pelo y, en consecuencia, pone a caer de un burro.
VALORACIÓN: A más de uno le van a salir granos cuando se lea este texto. Más de uno no lo leerá para no enfrentarse con unas cuantas verdades del barquero. También contiene unas cuantas burradas, pero cuando la gente se pone chula y se le calienta la boca, no todo lo que dice es verdad, pero es que te lías y claro, te pasas un poco. Mamet es divertido, bruto, cáustico, cínico, agudo, analítico, sencillo, rápido y, sobre todo, está obsesionado con evitar que las teorías conviertan el teatro en un peso muerto. Defiende la retirada de cualquier tipo de subvención con argumentos algo cafres y desde una posición cínicamente divertida: “como buena puta, ahora que ya he aceptado el dinero y me lo he gastado, voy a informar de lo que he visto”. Tremendo el tipo, pero con un bagaje como el de Mamet no hay quien le tosa así como así. Su teoría sobre el teatro para turistas es trístemente demoledora, y sus explicaciones sobre la escena y la necesidad de proteger el talento natural del actor y el derecho del público a divertirse y entrenenerse es conmovedora. Los directores lo odiarán, pero le darán la razón en cuanto a su explicación de cómo los teatros y el teatro en general han caído en manos de los gerentes y burócratas. Imprescindible para gestores de espacios dramáticos, profesores, actores, directores, escenógrafos y dramaturgos. Y aunque no estén de acuerdo, por lo menos se encontrarán enfrente a un tipo que escribe desde la pasión y la experiencia, lugares últimamente muy poco habitados.