EL CLUB DE LOS OPTIMISTAS INCORREGIBLES
J. M. Guenassia
RBA
656 páginas
26 euros
MIGUEL A. HOYOS
Editor del Telediario de Fin de Semana de TVE
El libro pesa lo suyo. Lo tengo en mi mano varias semanas después de haberlo terminado. Me da pena, haberlo terminado. Lo ojeo, con enorme nostalgia, pero también con alegría. En esas páginas anda Michel, anda Cécile, con su pelo a lo garçon, tan Jean Seberg, tan magnética. Anda Camille, con sus impedimentos, sus secretos, sus imposturas, tan ella, tan la novia que tuvimos. pero sobre todo anda la familia: los Marini y los Delaunay, tan absolutamente verdaderos, tan bien trazados. Y los optimistas incorregibles: Igor y Sacha, los dos que cautivan, Vladimir, que deja algunas de las mejores páginas del libro. Y bueno…
El Club de los optimistas incorregibles es una larga historia de vida que como la vida misma, no suele cerrar, muchas cosas quedan abiertas, muchos de los personajes y momentos más importantes son trazos. Ocurre en el París de los sesenta, en una familia burguesa en época de pensamientos revolucionarios y ocurre en un café al que acuden exiliados de los paises del este. Ellos son los optimistas incorregibles. Ese es el escenario y los protagonistas. Lo que inunda las páginas son historias ciertas, en las que te ves inmerso, contadas con enorme eficacia, sin alardes, con una sencillez demoledora y enormemente literaria.
El capítulo uno, es realmente el último. El principio y el fin del libro se tocan, también sin cerrar. En ese primer capítulo se dan claves: el protagonista es amigo de dos personas de las que no se podía ser amigo a la vez, vive entre dos familias que no saben convivir, y en un mundo dividido entre dos potencias. En medio de todo eso, sobrevive Michel. Con él descubrimos que enamorarnos como imbéciles nos sirvió sobre todo para conocer a ciertos poetas, y entender buenos consejos. Todo lo importante era el camino, no el fin que era conseguir un beso que nunca nos dieron.
Valoración: Es un libro apasionante. Tiene 643 páginas, lo que significa que no se puede recomendar a cualquiera. Tiene un estilo que habrá a quien no le guste. Pero es un pedazo de novela, de esas que lees por el placer de leer, y que luego sopesas, en la mano y en la memoria, como un pequeño paraíso. Han pasado varias semanas desde que la leí, y aún no he logrado engancharme a otra.
BURGUERA
VALORACIÓN: Escribir bien está al alcance de muchos, pero escribir un buen libro y un libro bueno, no. Si tuviera que recomendar a un chaval la mejor manera de saltar de Harry Potter a la lectura adulta, esta novela sería una firme candidata. Eso sí, hay que ser un poco francófilo (que a uno le guste París, por ejemplo) y tener una mínima cultura general sobre Francia y su historia reciente, así como la fractura que sufrió Europa una vez finaliza la II Guerra Mundial. Estamos ante un tipo de libro que incita a leer a Sartre y a Camus, a conocer a este Cartier-Bresson con el que se ilustra la portada, a saber qué era eso del Telón de Acero, a preguntarse por los bailarines rusos, a querer saber. A partir de ahí, leer a Guenassia es disfrutar. La historia es fantástica pero no fantasiosa, el inicio es enigmático y cuando se acaba el libro te invita a volver a leerlo, los protagonistas son héroes dentro de sus miserias, las descripciones de los personajes son ricas e inteligentes, la novela transmite alegría y desencanto, crudeza y dulzura. Las figuras femeninas son retratadas desde la excelencia (dentro de la óptica masculina que los describe). Las relaciones familiares se describen con humor y precisión. Los miembros de ese club, cada uno de ellos, da para un libro propio y desgarrador, y el autor no los desaprovecha, por eso esta novela es tan completa, redonda, sencilla y, a la vez, maravillosa.
BURGUERA