DILES QUE SON CADÁVERES
Jordi Soler
Mondadori
195 páginas
19 euros
El agregado cultural de la embajada de México en Irlanda, amante de la poesía de Antonin Artaud, entra en contacto con un peculiar biógrafo (Lapin) y con uno de los veteranos amigos (McManus) y seguidores del poeta francés, lo que impulsa al protagonista, algo aburrido de la rutina dublinesa, a participar en un viaje a Irlanda del Norte con el fin de investigar sobre la relación que un Artaud, preso de alucinaciones, tuvo en los años 30 con una reliquia de San Patricio.
VALORACIÓN: En la solapa se describe la novela como ‘delirante’, una fórmula que suele utilizarse para solapar cierta dispersión a la hora de encauzar las tramas de las novelas con ciertas dosis de humor. No será esta la excepción que confirme la regla, sino que la novela forma parte de esa regla que traza una línea recta entre lo disperso y lo presuntamente delirante. Arranca fenomenal. La narración es amena en la mayor parte de la novela. La descripción de algunos personajes es divertida así como varias escenas (el ensayo de la conversación de hombre a hombre entre Jack y el protagonista en la furgoneta, camino a Belfast), la atmósfera irlandesa se percibe con claridad. Sin embargo, el final no engancha y la historia concreta de Artaud y su periplo París, Chihuahua, Dublín no despierta demasiado interés ni funciona como ameno revestimiento de la trama principal. Se dispersa, quizá como símbolo del delirio, pero el resultado es, precisamente, disperso y apenas recordable.
BURGUERA