CINCUENTA SOMBRAS DE GREY

E. L. James

Grijalbo

19 euros

544 páginas

Una estudiante de Literatura, Anastasia Steele, conoce por casualidad a un exitoso, guapo y joven empresario, Christian Grey, que inicia un proceso de seducción por el cual la protagonista conoce el amor por primera vez, aunque además de sentirse atraída se siente intimidada por un hombre con muchos secretos y con un gusto evidente por las relaciones sexuales que implican sumisión y cierta dosis de violencia. Es la primera parte de una trilogía que continúa con ‘Cincuenta sombras más oscuras’ y ‘Cincuenta sombras liberadas’.

VALORACIÓN: El libro pone o no pone, pero su capacidad para calentar al personal es quizá sea más valorable por parte de Elena Ochoa y demás sexólogos. Y ahí se acaba el interés de esta clásica novelita rosa en la que una virgencita se enamorada de un guapo millonario que le da muy mala vida. Oh, nena, pobrecita. Ella busca el amor y él está un poco pirao porque tuvo un infancia difícil. Más de 500 páginas preguntándose la pobre Anastasia si el tipo que le amordaza y le pega con una fusta lo hace por amor o no. Como si Elena Francis conociese de joven a un Nacho Vidal forrado, con poder y con ganas de conquistarla a base de viajes en helicóptero y en planeador.  Los personajes son irreales, algunos son tan arquetípicos que dan pena, como ese amigo enamorado de ella, pero ella sólo quiere una amistad blablabla…. El sujeto, el verbo y el predicado están en su sitio, pero eso ya no es ningún mérito en un Occidente con tasas de alfabetización superiores al 95%. Al menos, la autora no emplea la fórmula de capítulos corto que acaban con un gancho para incitar a seguir leyendo. La vocecita que habla dentro de la protagonista está bien. El final no gustará a quien, en esta gazpacho de erotismo y novela romántica, busque un final feliz o no feliz, pero sí un final. Tendrán que seguir la trilogía si tienen narices. Yo me quedé chato.

BURGUERA