JUANJO BRAULIO
Jefe de Informativos Radio 9
SACRIFICIO A MÓLEK
Åssa Larsson
Seix Barral, 2013 – 416 páginas
18,50 euros.
Vaya por delante que el arriba firmante vivió durante una temporada en Suecia y que, por tanto, siempre ve con cierta simpatía todo lo que venga de la lejana Escandinavia. En los últimos años, el fenómeno de la saga Millenium de Stieg Larsson ha provocado que las estanterías de las librerías se hayan inundado de kriminellroman, o novelas de crímenes que es el nombre que allí se dedica a nuestro género negro.
Antes de Larsson (Stieg) y su Lisbeth Salander llegaron a España otros maestros como Henning Mankell con las aventuras de su inspector Kurt Wallander y, mucho antes, los libros –hoy felizmente reeditados por RBA– de los pioneros de la novela negra nórdica: la pareja compuesta por Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Merece la pena detenerse un poco en esta pareja de escritores ya que ellos fueron los primeros que supieron mezclar la novela detectivesca con la crítica social en el teórico paraíso socialdemócrata de la civilizadísima y avanzada Suecia. Y digo que esto tiene su importancia porque todos los demás han seguido esa estela y algunas, como Åssa Larsson, incluso, con cierto homenaje a los patriarcas del género.
Sjöwall y Wahlöö escribieron, entre 1965 y 1975, diez novelas con las aventuras del inspector de policía Martin Beck. La gracia de estos libros estaba en la habilidad de sus autores para dejar al aire, tras una historia detectivesca al uso, las vergüenzas del famoso “modelo sueco” que, en opinión de sus autores, era una farsa. El mismo Wahlöö llegó a decir que sus novelas eran “un bisturí para abrir el vientre de una ideología empobrecida y exponer la cuestionable moral burguesa del pseudobienestar”. Conviene añadir que ambos eran miembros destacados del Partido Comunista Sueco.
Si todos los autores nórdicos beben de las fuentes que descubrieron los creadores del inspector Martin Beck, Åssa Larsson, directamente, se las traga. Su última obra, Sacrificio a Mólek, es la quinta entrega de las aventuras de su heroína, la fiscal del distrito de Kiruna Rebecka Martinsson (homenaje directo a Martin Beck). Kiruna es una ciudad minera a sólo 200 kilómetros del Polo Norte. Es un lugar inhóspito, creado hace menos de un siglo para explotar las minas de hierro. En esta localidad (donde nació la propia Larsson) se suceden horripilantes crímenes que Rebecka Martinsson investiga con su peculiar estilo. En Sacrificio a Mólek, la cosa empieza cuando unos cazadores descubren restos humanos en el estómago de un oso que han abatido. A partir de ahí, la novela se desarrolla en dos niveles. Por un lado, Larsson juega con otro crimen cometido hace un siglo que implica a Hjalmar Lundbohm, que fue un personaje real: el gerente de la empresa minera que, literalmente, fundó la ciudad de Kiruna. Aquellos acontecimientos tendrán una implicación directa en la trama que se desarrolla en el presente cuando una anciana es asesinada con una horca y su nieto, de siete años, ha desaparecido. Se da la circunstancia que el hijo de la muerta, además, fue atropellado hace algunos años sin que se hallara al responsable.
La chispa de los libros de Larsson no está en la trama, ni en las capacidades deductivas de su detective ni que el crimen suponga un reto indescifrable para el lector (más bien todo lo contrario, la historia se va volviendo cada vez más previsible conforme avanza). En lo que acierta Larsson es en dibujar, desde la distancia, el lado más oscuro del ser humano, sobre todo, cuando hay algo a ganar y la crueldad a aplicar para conseguir el beneficio es un precio razonable. De las cinco novelas de la autora, está no consigue la altura de Aurora Boreal (la primera) o, sobre todo, Cuando pase tu ira (la inmediatamente anterior a esta) pero los amantes del género negro de factura nórdica, pasarán un buen rato.