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David Burguera

Nos lo hemos leído

Nostalgia de la vida eterna

ILDEFONSO RODRÍGUEZ

Periodista y doctor en Filosofía

CALLE DE LAS TIENDAS OSCURAS

Patrick Modiano

Anagrama

240 páginas

17 euros

Como el bíblico libro del ‘Qohelet’ o el unamuniano ‘Niebla’, esta obra del premio Nobel Patrick Modiano nos cuenta que la vida, la nuestra, la de cada uno, es nebulosa, etérea, prácticamente intangible, que se desvanece como la luz de los faros de los automóviles en la noche. Es casi una fantasmagoría fugaz que se evapora ante y desde nuestros sentidos, que no puede ser atrapada por nuestra memoria y que por lo tanto queda desvanecida incluso para nosotros mismos. Ocurre principalmente cuando el pasado es doloroso de evocar, cuando el recuerdo produce daño y sufrimiento, entonces lo rechazamos, lo olvidamos, lo apartamos de nuestras vidas, que son memoria. Modiano en este ejercicio filosófico-novelesco al estilo de las nivolas de Unamuno se pregunta por el “yo”, el “quienes” somos realmente, se cuestiona nuestra identidad, para él siempre esquiva y en ocasiones pasajera. Pero el escritor francés es un tarkovskiano nostálgico y al igual que el director de cine ruso rebusca en el pasado, en la memoria y en los propios objetos y paisajes a aquel que fuimos en alguna ocasión. Y Mondiano disfruta con ello, disfruta recordando, contemplando paciente y melancólico los escenarios de la vida que alguna vez sirvieron de marco a nuestras ilusiones, pasiones y deseos, que éstos siguen allí, que quedaron en aquellos lugares como una huella de nuestra presencia para recordarnos algún día quienes fuimos o lo que es casi más importante quién pudimos haber sido o quién podríamos haber llegado a ser.

En esta ocasión ese paisaje es París con toda su muchedumbre atareada, sus plazas, sus cafés, sus bulevares que sudan las etéreas presencias y las conexiones metafísicas de los que alguna vez los pasearon cogidos de la mano o hablándose a gritos. El instrumento del que se sirve el autor para indagar sobre la memoria y la identidad personal y colectiva es un detective, Guy Rolland que no recuerda nada de su pasado y decide ponerse a investigarlo, decide buscarse. Aquí estriba una de las genialidades de este premio Goncourt, el buscador es el buscado, el investigador es el investigado, el cazador la presa. Rolland transita por París tratando de hallarse a sí mismo en un camino confuso, complicado, lleno de trampas que le confunden, tanto que un día, sentado en una mesa de café parisino, se encuentra con que él tiene posibilidades serias de ser tres personas diferentes. El novelista francés dibuja un alma, una vida que lucha por corporeizarse, una memoria que anhela materializarse pero que no lo consigue, que se desvanece, que se difumina, que se escapa entre las manos como el humo o las pompas de jabón.

La indagación hace emerger a la memoria zonas oscuras de la vida del investigador, episodios que es mejor tener olvidados o bien porque fuimos víctimas o bien porque fuimos verdugos. Modriano quiere hacernos desistir de hacer memoria porque es imposible llegar a conocerse o insistir en hacer memoria para no olvidar aquello que fue doloroso y necesita una reparación o una toma de conciencia. Nos plantea el recuerdo como examen de conciencia, un buscar donde duele para exorcizar nuestros demonios y enfrentarnos a ellos. El de nuestro autor es el París ocupado por los nazis a principios de los cuarenta y colaboracionista con el poder totalitario de los alemanes. Un París en el que las vidas quedaban truncadas, en el que la huida era cotidiana, la traición la moneda de cambio y la ocultación una forma de vida o al menos de salvarla. Pero otra muestra del talento genial del autor es que nada de esto está explícito en las letras de Mondiano, entre ellas nos movemos a tientas, en una espesa nebulosa, como el protagonista. Todo en la novela está sugerido, intuido, ligeramente pincelado. Modriano apela a la perspicacia y profundidad comprensiva del lector, a lo que queda esbozado entre las líneas escritas. Oculta entre la simplicidad de la escritura de Modiano se halla una historia desgarradora, a penas advertida entre las sombras de su prosa ligera. Modiano nos propone un paseo por esa calle de las tiendas oscuras del título. Una calle que existe realmente pero que no se encuentra en París sino en el antiguo barrio judío de Roma (Via delle botteghe oscure) y que nos remite, no solo a un viejo domicilio del protagonista sino también y esto es lo decisivo a la oscuridad en la que queda inmersa la historia narrada, a la oscuridad de aquellos años de ocupación nazi de París y a la oscuridad de nuestra propia memoria que en ocasiones funde en negro partes de nuestra propia vida dolorosas de recordar.

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diciembre 2014
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