EL HACEDOR (DE BORGES), REMAKE

Agustín Fernández Mallo

Alfaguara

180 páginas 18,50 euros

Agustín Fernández Mallo rinde culto a los 50 años de historia de ‘El hacedor’, de Jorge Luis Borges, a través de una visita a los textos de aquel conjunto de relatos. El autor actualiza los contextos de aquellas historias, les imprime modernidad intentando conservar el espíritu del escritor argentino, si bien invita al lector a seguir el rastro de los textos del libro a través de varios vídeos que hay colgados en internet.
VALORACIÓN: El autor va sobrado de inteligencia; pero no de capacidad para la autocrítica, lo que explicaría que algunos pasajes rocen la genialidad mientras que otros son ocurrencias simplonas o intentos de salir del aprieto. El proyecto literario de Fernández Mallo es muy ambicioso, por experimental. A veces, los experimentos quedan en el limbo situado a medio camino entre el acierto y el fallo. El concepto del libro es muy interesante, y en ocasiones da la sensación de que Borges se instala dentro del autor (da tanta sensación que la viuda de Borges ha logrado que se retire de las librerías) y le dicta asumiendo un mundo donde los ordenadores, el uso de internet, la movilidad de las personas o el teléfono móvil son el pan de cada día. En los primeros textos, la comunión entre el original y la copia es muy buena. La relación Borges-Marvel es muy divertida. A partir de la mitad, el autor invita a que se continúe explorando las historias literarias a través de vídeos colgados en la Red, si bien Fernández Mallo n logra tentar lo suficiente, al menos en mi caso. La parte del poemario es la más autoindulgente, parece que nadie pidió al autor una revisión de textos alejados de lo genial y muy próximos al chiste fácil. El libro se cierra bien, aunque transmite una sensación de baldosas flojas, de boceto más que de obra terminada. Reconozco que yo, particularmente, siempre preferí a Cortázar, pues siendo literariamente muy elevado y sus personajes gozar de aficiones exquisitas, sus tramas eran tan sencillas como inteligentes. Quizá no llego a lo que Borges exige a su lector, si bien me consuelo pensando que no siempre el mismo autor sabía exactamente adónde quería llegar o qué quería reflejar, y esa misma confusión afecta al libro de Fernández Mallo.

BURGUERA