La huerta Valenciana nació en la época de los Romanos. Estos comenzaron a cultivar desde cereales, arroz y cítricos, hasta olivos y vid. Pero la baja productividad hizo que se amoldaran a las características del terreno y a las condiciones meteorológicas de la zona. Con unos suelos fuertes y fértiles sin parar de ser trabajados a lo largo de los siglos, ha hecho que sea una tierra riquísima en la que poder cultivar diferentes tipos de productos.
Uno de los grandes logros, por no decir el mejor y el principal motivo por el que la ciudad de Valencia saliera adelante, fue la construcción de una red de acequias y presas para que el agua llegara a todos los campos de la zona.La huerta no solo tiene un interés medioambiental para la comunidad Valenciana, si no que también es de gran interés por la identidad que dota a la ciudad de Valencia y sobre todo el patriónio histórico, social y cultural.
Para mí ahí está el verdadero interés y lo que realmente me gusta fotografiar. Pasear los fines de semana por la huerta es una verdadera delicia. Estás muy cerca de la ciudad pero realmente te sientes muy lejano a ella por la tranquilidad que se respira.
Barraca Valenciana:
La barraca es la construcción por excelencia que representa a la ciudad de Valencia y por lo tanto a toda la zona de la huerta. Hay dos tipos de barracas; de huerta y de pescadores. Las barracas estaban construidas principalmente con materiales tan sencillos como paja, cañizos y adobe. El tejado es de forma triangular para evitar que el agua se estancara en tiempos de lluvia. Todas estaban dotadas de una cámara superior donde se almacenaba paja o chufa y en la de los pescadores se utilizaba para criar gusanos de seda.
Alquerías:
Las alquerías de hoy en día parecen pequeños palacios gobernados por agricultores. Éstas estaban situadas en pequeñas comunidades rurales cercanas a la ciudad, siempre rodeadas de campos de siembra los cuales explotaban los agricultores de estas comunidades.
Ermitas
Algo que me llamó mucho la atención fueron algunas de las ermitas que se ven por la zona de la huerta de Alboraya. Son unas cuantas, a las cuales les han robado las campanas, pero son construcciones preciosas que con el paso del tiempo siguen teniendo un encanto especial. Me encanta acercarme a ellas y ver resquicios de tiempos pasados e imaginarme como serían en su época de esplendor.
Ermita de San Cristóbal
Esta ermita se construyó en honor al patrón de Alboraya. Ubicada en medio de la huerta, es un lugar encantador para ir a pasear y disfrutar de ella. Tiene una inscripción que dice que en 1881 esta ermita fue construida con limosnas de los fieles de este patrón.
Ermita del Crist de le Ánimes
Esta ermita era muy famosa dada la devoción de la población de Alboraya al Cristo de las Ánimas. La ermita original estaba situada en el mismo lugar que está la de hoy en día que fué construída en 1876. Es una pena pasear por los alrededores y ver en el estado de abandono que se encuentra hoy en día.
Ermita de Sant Andreu
Para mí una ermita con un encanto increíble. La podemos ver en el camino que va de Alboraya a la playa (camino hondo). Por él pasamos por una horchatería muy famosa, un par de cuadras y alguna fábrica de horchata. Está construida pared con pared con la alquería de San André.
Reloj de sol de la alquería de San Andréu
Palacio de Nolla
Una de las grandes joyas arquitectónicas de la huerta. Una construcción de una envergadura muy diferente a todo lo visto. El palacio está situado en el barrio de Nolla, a las puertas de la huerta, en la población de Meliana. El palacio, pegado a una fabrica que muchas han sido sus funciones, la más conocida fue la fabricación de mosaicos de cerámica. Desgraciadamente se encuentra en un estado muy crítico