Purga en pleno seno de la Junta Central Fallera y se abre un futuro incierto en cuanto al papel de los futuros máximos dirigentes de la organización encargada del control y liderazgo de las Fallas de Valencia. Pepe Martínez Tormo y José Manuel Acosta van a pasar a ser historia de Junta Central Fallera. Ahora parecen aflorar todos los males de que por primera vez en la historia se hicieran firmar unas normas de vestimenta a las futuribles cortes de honor. Aquello ocurrió en noviembre. Tal fue el revuelo hace seis meses que se optó por acusar a los que antes habían ocupado los asientos de dirigentes de JCF, pero medio año después se apunta a estas firmas como escenario de fondo de las últimas salidas del órgano fallero. Entonces, ¿por qué se asumen ahora errores en la gestión que hace medio año se quisieron engatusar al PP?
Una vez capeado el temporal llegará nueva gente a Junta Central Fallera. Sin duda, sangre nueva para un colectivo que se caracteriza por cerrarse en sus casales y no ver más allá de su demarcación. Junta Central Fallera debería ser referente para el mundo fallero. Digo ‘debería’ porque a día de hoy es una casa de líos y centro de las iras falleras. Tal vez sea este el momento de soñar con la despolitización de la fiesta.
La mona y la seda siempre fueron amigas y en este caso temo pensar que nos llenarán de seda Junta Central Fallera para dar disfrazar una verdadera crisis gestionada en diferido. El susto en el cuerpo entra con la ‘no aclaración’ de Pere Fuset sobre la militancia o no en Compromís del futuro secretario general de Junta Central Fallera. Las declaraciones del concejal de Cultura Festiva las recogía Lola Soriano y en ellas se abría un escenario curioso para el futuro de la fiesta. Los presidentes reprobaron a Pere Fuset al frente de JCF destacando las actuaciones partidistas y ahora, al menos entre las quinielas de futuribles para el órgano fallero, podrían entrar a la organización militantes de la formación que siempre miró con buenos ojos al movimiento Infifalla.
Debería importar más bien poco quién ocupa los cargos más destacados en Junta Central Fallera. El hecho de plantearse la posibilidad de que gente con trascendencia política entre en el máximo órgano fallero es una forma de politizar la fiesta, de querer ‘colar’ un elemento que al propio colectivo molesta. ¿No hay falleros merecedores de un puesto que parece asignado a un fallero del partido?
Hoy en día en Junta Central Fallera trabaja gente que no pertenece al censo de Compromís (espero que no pasen a estar en el punto de mira). Capitalizar los puestos más destacados con gente afín políticamente hablando, o al menos valorar la opción, es un error. Querer, o al menos pretender, que la gente nueva sea de tu círculo político demuestra desconocimiento del mundo fallero. Si algo se ha visto es que las Fallas no son políticas, y en caso de serlo creo que nunca se pondrían el pín de Compromís.
Junta Central Fallera debe estar gobernada por gente fallera, por amantes de la fiesta que se esfuercen por dar credibilidad a un Patrimonio de la Humanidad. Todo ello sin la necesidad de estar afiliado a un partido. En un post anterior me preguntaba si la fiesta fallera era de derechas o de izquierdas y resulta que es la propia política la que quiere controlar la fiesta.