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Víctor Soriano

Reinterpretando el mapa

¿Urbanismo salvaje?

Carolina Punset es una maestra en lugares comunes. Claro, que poco le ha costado averiguarlo al genial Ramón Palomar, que la «retrataba» el otro día en Las Provincias a costa del urbanismo salvaje. ¿Quién está en contra de tal abominación?, pregunta Palomar, esperando un sepulcral silencio por respuesta. Eso ocurre con los lugares comunes, que nadie se atreve a abandonarlos.

Dicen urbanismo salvaje, y no es culpa de Ramón y ni siquiera de Carolina; pero no hablarían de medicina salvaje, de derecho salvaje o de física cuántica salvaje. Los urbanistas nos lo hemos ganado a pulso, supongo. Hemos dejado que otros (políticos, promotores, funcionarios) pervirtieran nuestra disciplina. Tenemos la fama, pero no cardamos la lana. Salvaje no es el urbanismo, sino la urbanización. Y si lo ha sido, es porque no se ha dejado al urbanismo ser urbanismo. Los urbanistas ordenamos el territorio con criterios científicos, de sostenibilidad… los planes del salvajismo no eran urbanismo. Pero sobre eso he (y se ha) escrito mucho ya.

Pero más allá de la confusión terminológica, decía Ramón, muy acertadamente, que qué envidia poder escuchar el mar en Altea. Desde un chalet, claro. Con jardín y piscina. Eso es blando, es ‘soft’, no puede ser salvaje. Al contrario. A Carolina no le gustan los apartamentos de cuarta línea ni los pueblos llenos de «chancleteros estrepitosos», que dice Ramón. Y eso es que tiene buen gusto, a mí tampoco me gustan. Ni a nadie, supongo.

¿Pero de verdad que Altea es lo ‘soft’ y Benidorm o Cullera lo salvaje? ¡Al contrario! Benidorm es mucho más sostenible que Altea, sí. Más ecológico, también. Mientras que en Benidorm se ha minimizado el consumo de suelo y se ha levantado una ciudad de alta densidad, con mezcla de usos y donde es viable ir a pie; en Altea se ha recurrido a la urbanización desmedida, al ‘sprawl’ o ‘étalement’ (desparramamiento urbano, en castellano), a la dependencia exclusiva del coche, al consumo masivo de agua…

Que sí, que a todos nos gusta más Altea, pero si Carolina quiere más ser sostenible, debería leer los libros de su padre en un balcón de Benidorm y no en un jardín de Altea. Y ya de paso, no culpar al urbanismo de salvajista y al mismo tiempo presentar un Plan General del pueblo del que es concejal ¡de Urbanismo! en el que se sigue consumiendo suelo para urbanización residencial de baja densidad. Por coherencia con los lugares comunes.

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lasprovincias.es

Sobre el autor

Víctor Soriano i Piqueras es abogado y profesor de Derecho Administrativo. Tras graduarse en Derecho y en Geografía y Medio Ambiente realizó un máster en Derecho Ambiental en la Universidad 'Tor Vergata' de Roma, además de otros estudios de postgrado, y ha publicado, entre otros, el libro "La huerta de Valencia: un paisaje menguante".


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