Mi nombre es Kempes. Eso he oído estos días, aunque a decir verdad, yo no sé muy bien quién soy, ni de donde vengo… Lo último que recuerdo es que deambulaba despacito, maltrecho, herido… Mis ojos lloraban, pero también mi alma. Mi cuerpo sangraba y mis heridas escocían, esas heridas que alguien me infligió, sin saber por qué…
Recuerdo también que por fin cerré los ojos, y anhelé el cielo, ese cielo de perritos que alguien me contó que existe. Un lugar limpio, lleno de amor y sueños. Y el cielo vino a por mi en forma de persona y me llevó con él…
Ahora siento que estoy a salvo, y aunque estoy muy débil, quiero luchar. Desde que fui rescatado, sólo he escuchado palabras bonitas, caricias, ánimos… Apenas me puedo mover, y todavía tengo mucho miedo, pero quiero vivir. Quiero conocer a esas personas que me hablan, que sin conocerme ya me aman… Se lo debo a ellos.
Dicen los veterinarios que soy un campeón, y que lo voy a lograr. ¡Pero necesito ayuda! Mis rescatadores tienen pocos recursos, aunque no por eso se van a rendir. Me han dicho que jamás nadie me volverá a hacer daño, que jamás nadie me volverá a abandonar… Pero yo se que sufren, porque aún no saben como van a poder pagar mis tratamientos.
¿Les ayudas? Prometo ser fuerte, ponerme bien y que en unas semanas veáis el precioso perro que hay debajo de este débil cuerpo…
GRACIAS
El que ‘habla’ es Kempes, un perro, por llamarlo de alguna manera, aparecido hace unos días en un campo de Loriguilla. Por llamarlo de alguna manera porque estaba absolutamente destrozado. Con las orejas en carne viva. Con la cara desfigurada por viejas heridas. Con las manos y las piernas llagadas y destrozadas, incapaz prácticamente de andar. Cinco chicas de Loriguilla lo alimentaban para mantenerlo con vida. Hasta que hace unas dos semanas apareció su salvador y hoy se recupera en un hospital veterinario de la clínica Faycan, otros de sus ángeles de la guarda.
Su salvador es Michel Nebón Huerta. Él se define como “rescatador de perros”. Y esta foto en la que aparece chocando la mano de otro can da fe de que lo ha hecho más de una vez. Y él mismo cuenta su historia en esta otra carta:
Sin duda éste es uno de los rescates mas duros a los que me he enfrentado. La dureza de lo vivido con Kempes es indescriptible, igual que lo es imaginar cómo un perro puede llegar a la calle en ese estado sin que nadie haga nada…
Cuanto más nos acercábamos a él, más nos estremeciamos al comprobar su estado… Apenas le quedaba un aliento de vida. Ya está a salvo, pero queda mucho trabajo por delante con él… Muchos tratamientos y también una dura recuperación psicológica.
Mil gracias a Manu por estar ahí apoyándome y ayudando a Kempes a iniciar su nueva vida. Y por supuesto mil gracias a todo el equipo de la clínica veterinaria Faycan, pues sin su ayuda, su cariño y su dedicación, esto no sería posible, ¡y seguro que consiguen que Kempes salga adelante! Y mil gracias a tod@s de antemano en nombre de Kempes.
Pero yo digo que no. Que GRACIAS a Michel por su ejemplo de entregar vida, tiempo y dinero a salvar vidas de ‘almas con patas’. GRACIAS a Kempes por demostrar con qué fuerza se aferran los perros a la vida. La misma fuerza con la que aman a los humanos. La misma fuerza de la fidelidad a unos seres capaces de hacerle una canallada como la que casi le ha costado la vida. Y GRACIAS a todos los que seguro que van a dar algún donativo para que Kempes siga adelante con su nueva existencia.
DONATIVOS
IBAN ES79 3058 2015 8127 2000 4100
SWIFT / Código BIC CCRIES2AXXX
Titular: Miguel Nebon Huerta
Concepto: Kempes