Sé que a estas alturas estamos todos de política hasta el moño, que se nos salen los mítines, eslóganes, polémicas y milongas (sobre todo milongas) por las orejas, pero tras el ‘debate a cuatro’ (¿o era el debate a seis? ¿o el debate al siete y medio? ¿o el debate decisivo menos decisorio de la historia?) ya me rondó por la cabeza hacer el siguiente post. Sin ánimo irreverente, sin querer tener el más mínimo desprecio hacia la política (le queda poco aprecio…) o sus candidatos, sino simplemente en un gesto lúdico y festivo. Un post marcado tanto por mi amor a los animales como por mi desencanto hacia los políticos.
¿Qué perro hubiera sido cada candidato en el debate?
¡¡Y a ello vamos!!
1.- Pedro Sánchez, del Labrador al Pit Bull.
En el debate a cuatro anduvo blandito, abusando de sonrisas y de talante. A lo Labrador, quizás una de las razas más nobles que existan. La misma que casi parece sonreír cuando saca su kilómetrica lengua fruto del jadeo. Las mismas sonrisas que traicionaron a Sánchez. Estuvo falto de agresividad, casi se diría que servicial con la cámara, cualidades que no faltan en los Labradores.
Pero ayer se transformó. Cual perro de presa. No le quedaba otra. El ring de las encuestas aprieta. Y Pedro Sánchez se calzó el collar de pinchos y se tornó en el más fiero de los Pit Bulls. Con los lógicos errores que a menudo llevan en sus genes estos perros (menos de lo que se dice, que la leyenda negra de esta raza es mucha, mucha, mucha…), haciéndole atacar a veces de manera demasiado descarnada, dándole igual si pillaba cuello, muslo o quijada de Rajoy. Al bulto y al olor de la sangre. Aunque hubiera razones para ello. Y, claro, el victimismo es un mal tan extendido…
2.- Soraya Sáenz-Mariano Rajoy, del Pequinés al San Bernardo.
A mí la ‘vice’ me recordó a un Pequinés. Entró majestuosa, tranquila y pisando fuerte en los estudios de A3 Media. Como esa raza que pese a su corta estatura camina siempre como mirando por encima del hombro-pata a los que se cruza, aunque estos le saquen dos o tres cabezas, políticas o perrunas, que no digo que sea el caso, ojo…
En plató siguió moviéndose como tal, como la reina del sofá, conociéndose cada almohadón, cada juguete chillón y cada rincón en el que acercarse al amo para recibir una plácida rascada de orejas. Pero, pobre de ti si osas mentar a la perra que la parió, o sea, si empiezas a tocar las narices con Barcenas, corrupciones y otras lindezas. Entonces, como buen Pequinés, el mordisco que te puedes llevar, aunque de colmillos finos, seguro que tardas un tiempo en olvidarlo. ¿Eh Pablo?
Y Mariano Rajoy, el ausente titular, entró en el ‘cara a cara’ (a ver con qué cara mandas aquí a tu suplente…) pues no sabría decir si como un Pachón o un San Bernardo. Con aire se diría casi que bonachón, pisando seguro y tranquilo, con las tablas que dan la experiencia política y el llevar bajo el cuello el ‘barrilete’ de la Presidencia del Gobierno. Pero, ¡ah, amigo! Delante tuvo al Pit Bull Sánchez. Y entonces el San Bernardo precisa volverse también agresivo, aunque sea de manera lenta y torpe, poco acostumbrado a debates y mucho a rescates. No sabría decir si salió más magullado el Pit Bull o el San Bernardo.
3.- Albert Rivera, del Cocker al Dálmata.
Están quizás entre las razas más nerviosas del universo perruno. Sobre todo el primero, porque ¿cuándo se había visto al candidato naranja tan alterado, móvil e inquieto como en el debate a cuatro? No sé si fue la ausencia de atril o la mareante y psicológica presencia del taburete que nadie usó, ,pero el ‘baile de San Vito’ que Rivera sufrió buena parte del debate en manos, pies y cuerpo entero lo convirtieron en una especie de Cocker, una de las razas con más virtudes de conducta, olfato, adiestramiento e inteligencia del mundo canino, pero al mismo tiempo entre las más rechazadas por su excesivo nerviosismo y variaciones de carácter…
Y en la ‘repetición de la jugada del ‘cara a cara’ que La Sexta se montó con Rivera e Iglesias tras los navajazos entre Rajoy y Sánchez, pues qué quieren que les diga. Volví a ver a Rivera nervioso, frotándose las manos sin cesar y con su eterno tic de apretujarse los meñiques. Pero más que un Cocker, aquí me pareció un Dálmata. También nervioso e inquieto, pero más elegante. La mesa del plató seguro que ayudó…
4.- Pablo Iglesias, del Presa Canario al Mastín.
Salió en el debate a cuatro a degüello. El más combativo pero sin parecer un carnicero. A lo Presa Canario, seguramente el más temible de las razas de ataque, pero al mismo tiempo pausados en sus movimientos, como tranquilos en su ferocidad. Se le ve al profesor Iglesias el más ducho en estas lides, como el Presa Canario que ya ha dado con unas cuantas yugulares y muerde seguro.
En la ‘repetición de la jugada’ del cara a cara apareció sin embargo un Mastín. Condescendiente en sus comentarios, pausado y tranquilo como un Mastín al que lo mismo da que le suban a jugar cinco niños encima o que le pise una pata el Presidente del Gobierno. Lució lametones de camaradería con el Dálmata Rivera y criticó al San Bernardo Rajoy y al Pit Bull Sánchez pero sin hacer sangre. Ni un rasguño. No sé si por estrategia pacífica de cara a la recta final o por verse ya más fuera del podio del domingo que otra cosa. Aunque, “hasta el rabo, todo es ‘perro”.
PD: Esto es un post de ficción cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. ¿O no…?