“Existe un chaval que cuando sale
los fines de semana,
hace cosas, cosas extrañas
que no hace nadie más”
El Alimaño, Calamar Gigante (2005)
Seguro que los amantes de los sonidos modernos valencianos en general, y del pop autóctono en particular tienen marcado con una ‘X’ en el calendario (o en sus agendas digitales) el largo fin de semana musical que se nos avecina en la Sala Russafa. Tres jornadas consecutivas con tres ofertas de prestigio patrio, además, listas y preparadas para presentar al respetable sus recién estrenadas criaturas.
Modelo de Respuesta Polar son los encargados de iniciar la fiesta, este viernes 11. Lo harán con el objetivo de desgranar los temas que componen El cariño (Limbo Starr, 2014), su último disco. Borja Mompó y compañía no se lo han pensado demasiado, después de la buena acogida de aquel Así pasen cinco años (Limbo Starr, 2012), y han tirado de ambición (como decenas de artistas foráneos y nuestros, como los propios Elíal, han probado la medicina de ‘recluirse’ con Suso Saiz) para modificar ligeramente sus parámetros y abrazar sin complejos filosofías que emanan de lo sintetizado, y que se muestran un tanto más luminosas. El cariño se antoja, indiscutiblemente, como una verdadera prueba de fuego para el cuarteto. E intuimos que de los frutos que se recojan en los próximos meses dependerá buena parte del devenir del grupo. La de Valencia será la segunda fecha en la gira de presentación de este largo, tras el set de Madrid. Por cierto, para este tour, la mesa dejará de tener cuatro patas para apoyarse en cinco columnas.
Modelo de Respuesta Polar dejarán calentito el escenario a Jorge Pérez y sus Tórtel, que llegarán hasta la sala de la calle Dénia un día más tarde, este sábado 12. De las incontables andanzas de Jorge poco podemos añadir a lo ya apuntado anteriormente desde este foro. De la excusa que trae al combo hasta la Russafa, mucho. Se llama La gran prueba (El Volcán Música/Gran Derby, 2014), y es una prueba más de honestidad de este músico valenciano, experto en balancearse en esa mecedora que combina buen rollo vital con realismo concienciado.
La formación se enfrentaba al peliagudo reto de sobrevivir al éxito de aquel Entusiasmo (Los Enanos Gigantes/El Volcán Música, 2012), alabado por propios y extraños, y lo cierto es que ha sabido salir del paso (con la ayuda de Cayo Bellveser y un buen puñado de viejos conocidos) de manera dignísima, cobijada en un disco que apacigua sin miramientos espíritus atormentados en tiempos tormentosos. Diamantes como No es mi culpa, Fantasmas, Segundo intento de detener la historia, o soberbias piezas como Queríamos más, La vieja escuela o El rayo mortal, además de convertirse en una atractiva amalgama de estilos e influencias (pop, folk, pasajes sobrecogedores, elementos bailables, esencias andinas…), tan sólo suponen un gran ‘pero’ para Tórtel: que deberá recargar sobremanera las pilas para enfrentarse a una nueva tanda de criaturas sonoras. Jorge subirá a la tarima acompañado de algunos de los miembros de su ya extensa familia: Víctor Ramírez, Jordi Sapena, Enric Alepuz, Miguel Sancho, y, con toda probabilidad, Remi Carreres, Rauelsson, Pau Roca…
Fermín Sarrión se metió a fondo, precisamente, hace pocas fechas, para elaborar el vídeo-clip del tema que da título a su último disco. Un bello trabajo, para un precioso pasaje melódico.
Cerrará estos tres días de fiesta pop el bueno de Gilbertástico, un particular ser cuya esencia ya tratamos de desgranar (someramente) desde esta Banda Sonora, con motivo de la publicación de su último disco, El que corre con los búfalos, evidente paso adelante en la dulcemente caótica y prolífica carrera del creador de trabajos como Operación Cóndor EP (2008) o Versalles (2011).
El que corre con los búfalos, dentro de la filosofía basada en la incontinencia creativa e interpretativa de nuestro protagonista, puede presumir de cierto grado de evidente equilibrio. Afirmar que Gilber se ha apocado y reformado tras escuchar De cadencias, Monta, toca, ¡vete! o La elegancia es un factor podría parecer frívolo. Todas ellas, no obstante, huelen a una mayor consistencia y reflexión, dentro el universo de este personal artista. En la Sala Russafa, el domingo, estarán con él Exequiel González, Antonio Iglesias y Jorge Lorán.
Este fin de semana, además, también andamos de celebraciones. Las gentes de The Water Tapes han decidido conmemorar sus cuatro años de vida entre sonidos variados, inodoros y alicatados, este viernes, día 11. Lo harán en la sala Wah-Wah con el apoyo de Nodozurdo y Ambros Chapel.
Ellos serán los encargados de acompañar a Juan Limousine y compañía, en la conmemoración de su pasión por lo audiovisual y los cuartos de baño, la misma que les ha llevado a ser capaces de difundir la esencia musical de numerosas bandas de la escena valenciana y foránea, atrapadas (o liberadas) en los más imprevisibles excusados.
Los madrileños Nudozurdo, después de casi tres lustros de recorrido, siguen viviendo a partir de una filosofía realmente atípica, cuya última muestra sonora (particular, por lo que de origen, estructura y desarrollo tiene) tomó cuerpo en Acústico (Everlasting, 2013).
Junto a ellos, los valencianos Ambros Chapel, que siguen mostrando, orgullosos, las criaturas de su Electric Eye, un dignísimo epé, reflejo perfecto de la pasión de esta banda por el post-rock, las guitarras directas y las voces épicas. The River o Tears son dos buenas y esperanzadoras píldoras, que consolidan la senda andada con Rome (2009) y Constants Are Changing (2011). A mediados de mayo, precisamente, se editará Bajo un cielo prehistórico (una inciativa de Lunar y Pancake Analog Recording), un homenaje a The Church en el cual colabora la formación valenciana, junto a artistas como Sr. Chinarro, Los Hermanos Dalton o Montevideo. Tiempo ha, desde Cápsulas Musicales y Saponia ya produjeron un clip, precisamente, de Tears.
Así que, reflexionen, por favor, y consideren que, desde cualquier estancia o rincón de su casa, local favorito o mansión abandonada en la campiña, seguro que vale la pena consumir cultura y, si es cercana y de calidad, mejor que mejor. Por regla general, no se arrepentirán.