“Celebran la victoria semanal,
caras de satisfacción;
emociones en la sociedad
de la información”
Ceremonia robot, Girasoules (1998)
Las instantáneas de Jorge Pérez (Tórtel) y Gilberto Aubán (Gilbertástico), el pasado fin de semana, invitando al respetable (no en el sentido literal de la palabra, se entiende) a tomarse algo con ellos y departir sobre lo divino y lo humano, justo después de los directos de presentación de sus respectivos últimos trabajos, son elocuentes. Casi tanto como la escena en la que todo un Pau Roca, curtido en mil batallas nacionales e internacionales con proyectos como su La Habitación Roja o Lost Tapes, acude, en mitad de la actuación de los primeros, en auxilio de Miguel Sancho, al que la correa de su bajo le había jugado una mala pasada.
El lector reparará en que estamos mentando nombres de algunas de las figuras más respetadas de nuestra escena musical. Y también comprenderá que este tipo de gesto es una muestra más del nivel de honestidad y dignidad de unos artistas que, en su misma situación, y en cualquier parte del mundo donde la cultura es respetada y venerada, incluso podría llegar a parecer extraña, atrevida, frívola.
La mayoría de los creadores culturales valencianos hace tiempo que tiene muy claro a quién se debe (porque no le queda otra, o por convicción). Y tal vez es uno de los colectivos artesanos que más impregnado de calle está. Ante palos y bofetadas continuas uno puede responder de dos formas: compadeciéndose, o haciendo uso de la generosidad realista como sobre donde introducir inconformismo y pasión por seguir luchando por y haciendo aquello que quieres (o sabes). Muchísimos de nuestros artistas ya eligieron.
Sin ir más lejos, la de Senior i el Cor Brutal es una historia de sonadas gestas. Sólo así se entiende que los estrenos firmados por Landete, Ferreiro, Tormo, Martín y compañía se hayan convertido en unos de los más esperados, temporada tras temporada. Hace pocas semanas, con la puesta de largo de El poder del voler (Malatesta Records), existía curiosidad por comprobar qué nivel de electrificación podía llegar a abarcarse después del acústico València-Califòrnia (Malatesta Records, 2013).
Además, en los cerebros de muchos seguían pululando algunas de las dignísimas butacas que conformaron aquella sorprendente platea desde donde nuestros protagonistas abordaban lo celestial y lo mundano; aquel Gran (Malatesta Records y La Casa Calba, 2011) que, sin duda, hacía honor a su título. El emocionante tema que daba título a aquel disco, la agridulce Lluna de mandarina o una reverencialmente luminosa Amoride acabaron por convencer a los que todavía dudaban de las bondades de una aventura sonora que, finalizada la década pasada, nos hizo ver (escuchar) que algo bueno se avecinaba sobre el todo musical valenciano, con un L’experiència gratificant (Malatesta Records, 2009), globalmente un tanto más eléctrico, que incluía la ya mítica El signe del temps, y otras composiciones de altura como Símptomes o València eres una puta.
Con este El poder del voler, Senior i el Cor Brutal firman, de manera inteligente, el contrato que definitivamente les convierte en fijos en la historia de nuestra música contemporánea. De nuevo bajo la batuta, en la producción, de Luis Martínez, y con llamativos diseños y pinturas de Jordi Albinyana, Landete y los suyos siguen en sus trece, a partir de unos textos, ya marca de la casa, que, sin remisión, gustan de lo diáfano y explícito sin ningún tipo de rubor, predicando un rock combativo sin miramientos, pero haciéndolo desde una tribuna festiva que huele a inconformismo, en muchas ocasiones, esperanzador y, hasta cierto punto positivo.
“Així que ja ho saps, ja és massa tard; no pots salvar-te, ja és massa tard; abans de nàixer ja estem condemnats a divertir-nos i a fer-nos mal“, canta Senior en ese himno a la desinhibición llamado La bomba de plaer, felizmente recuperada de aquel València, Califòrnia, a partir de una remozada interpretación que se antoja brillante, corajuda e ideal para abrir un trabajo con momentos de intensidad sonora semicontenida (Cele), agridulces acordes (On t’has clavat), trallazos sin compasión (Una nova política), homenajes varios (la vibrante Lapido X) y peculiares revisiones (el Caroleena, de Eef Barzelay, transformada en Roselleta). Todas ellas, con un nexo en común: unos textos evidentes y, por momentos, crudos y duros, en los que reciben palos propios y extraños.
La banda presentará su última criatura, en la capital valenciana, el próximo 14 de junio. Será en la sala 16 Toneladas, donde el espíritu cooperativo-sonoro hecho rock desembarque sin miramientos ni genuflexiones.
También están de estreno Atlàntic, la banda formada por Josep Bartual, Thomas Mantovani, Fran Mesado y Pablo Obiol. Acaban de publicar un epé de cinco temas, grabado a finales del año pasado en los valencianos estudios Blackout Musice, con la colaboración en la producción de Paco Morillas. El cuarteto no se anda con tonterías, y se lanza a hacer lo que mejor sabe: pop envuelto en inteligentes guitarras y pensados arreglos vocales, que, huyendo de escaqueos, también viene conformado a partir de textos diáfanos (“dime cuándo vas a despertar, hasta cuándo vas a esperar“, reza la rabiosa Ejército de salvación). Rasgueos agridulces (Nunca lo sabrás), estudiados cambios de ritmo (Viaje al sol) y elaboradas armonías (Eternos), para un correctísimo aperitivo que debería allanar el camino a futuras y largas referencias.
Todavía tendremos que esperar, no obstante, un tiempo, hasta ver trasladados al directo estos temas de Atlàntic, ya que el bueno de Bartual se encuentra, desde hace un tiempo, viviendo una nueva aventura americana, además, con su otra pasión sonora, Moonflower. De hecho, el 9 de mayo el combo iniciará una serie de conciertos por algunas ciudades estadounidense. Será con la banda al completo. De esta manera, a María López (también se le puede identificar en algunos coros de Atlàntic) y Josep les acompañarán los inseparables Mantovani y Mesado a través de locales de Wilmington, Philadelphia y Nueva York.
Sin duda alguna, los de Senior i el Cor Brutal y Atlàntic son sonidos que hacen que nos sintamos orgullosos, aunque sea por unos minutos, de pertenecer a la especie humana. Casi tanto como los de los inmensos Monserrat, cuyo disco homónimo está predestinado a convertirse en una de las creaciones pop hispanas más brillantes del último lustro. Nosotros, como muchos mortales, ya caímos rendidos ante sus encantos hace varias semanas. Rendidos ante esa pasión por los ritmos calmados y emocionantes de Puzles, las sensaciones radiantes que pueden llegar a emanar de La playa, el elegante pop de Marta y Sergio, o el inquietante escalofrío de El hilo de los días.
De cómo se traslada toda esa magia al escenario podremos hacernos una idea este viernes, día 18, ya que los de Monserrat llegarán hasta el Deluxe. Perderse esta cita debería estar penado con la escucha eterna de la colección completa de los Caribe Mix de los años impares. Además, les acompañarán las gentes de Polonio, a punto de estrenar trabajo y que, en un par de semanas, compartirán escenario con los imprescindibles La Hora del Té y Cosidos, en una nueva fiesta de La Gramola de Keith, en la sala Wah-Wah.
Como ven, unos cuantos motivos más para invitarles a consumir cultura y, si es cercana y de calidad, mejor que mejor. Por regla general, no se arrepentirán. Sobre todo, si la disfrutan dando gracias al cielo por regalarnos el arte de incontables creadores, algunos de ellos grandes, inmensos, como el mítico Junior, escultor e intérprete de algunos de los mejores himnos pop que ha dado la música hispana.