“El reloj pasa ya de las dos,
todo a mi alrededor
se vuelve diferente,
aunque en el fondo sea igual”
La noche no es para mí, Vídeo (1982)
Cantando canciones de Dwomo y su Disco Dios se pone el sol silbando. No lo decimos nosotros. Lo afirma El Ser Humano en el segundo tema de su último y fantástico disco, Pyla Pan, editado hace unos meses por Malatesta Records. Y, la verdad, no andan muy desencaminados el bueno de Gonzalo Fuster y los suyos. No sabemos si, exactamente, la vida se pasa silbando; eso sí, corroboramos que un rato más entretenida, sí.
Antonio J. Iglesias y Jorge Lorán son dos personas peculiares, muy peculiares. Ambos integran uno de los dúos artísticos más ocurrentes y libres de prejuicios de la escena musical española, a la vez que forman parte ya de nuestra familia sonora valenciana. Han pasado muchos años desde que decidieron coger sus trastos, trasladarse desde Madrid e instalarse por estas lindes. De hecho, Antonio es una de las personas más activas del familiar engranaje musical en el que vivimos. Sus colaboraciones y militancia en innumerables formaciones y proyectos son, prácticamente, tan imposibles de localizar como difícil de seguirles el rastro. Algunas de las últimas han tenido que ver, sin ir más lejos, con el concurso del propio Antonio con Gilbertástico, tanto a la batería, como a partir del ya mítico Dúo Caifás (épicas sus revisiones, en Semana Santa, del Jesucristo Superstar del incomparable Camilo Sesto), o con la misma Cándida. Su característica mini-batería lleva camino de convertirse en uno de los iconos de nuestra escena. Tres cuartos de lo mismo podríamos decir de Jorge: También con Gilbertástico, como Fabiani, en El Gran Miércoles…
Pero, bueno, a lo que íbamos. Tanto los proyectos artísticos, como la cosecha discográfica de Dwomo son, casi, inabarcables. Desde que esta inteligentemente disparatada pareja se dio a conocer hace más de tres lustros, sus diversas criaturas (de discos convencionales a ensoñaciones diversas, pasando por bandas sonoras, homenajes a artistas queridos u ocurrentes adaptaciones de temas populares a otros idiomas) han visto la luz a través de sellos como DRO, PIAS, Hall of Fame y, más recientemente, Granja Beat. Todo ello, eso sí, sin salirse de los parámetros establecidos por el proyecto: Todo por y al servicio de su respetado y plurilingüístico sonido Cosmic Cocktail (del pop, al folk, pasando por el afterpunk, lo electrónico, la bossa nova…).
Así hasta que llegó su penúltima criatura, editada, precisamente, por Hall of Fame: Aquel sorprendente Electroshock Taronger, de 2013, en el que revisitaban clásicos de nuestra cultura musical como Latino, La noche no es para mí o Sí, senyor.
Y, justo cuando todavía coleaban los comentarios en torno a la última creación de Dwomo, como buena banda que se tercie, sobrepasada la década de existencia, Antonio y Jorge, haciendo, una vez más, gala de esa testaruda facilidad para huir de la quietud, deciden embarcarse en un directo, en compañía de la Orquesta Pinha. El título de semejante aventura es Por el aire, edita Granja Beat, y, como definen a la perfección nuestros propios protagonistas, en él la orquesta “interpreta un repertorio del dúo bajo una instrumentación de romería y folk rural, alejada del sonido eléctrico, la electrónica y demás facetas habituales”. Por supuesto, vuelve a ser Fernando Polaino, fiel de Dwomo, el encargado de la producción y los arreglos, y este Por el aire, aparte de tener su origen en un espectáculo que ambas formaciones han ido desarrollando hace un tiempo (Galactic Folklore), es, tras Electroshock Taronger, la segunda columna de una trilogía que se cerrará, también este año, con una recopilación titulada El eslabón perdido (PIAS/DRO), con caras B e inéditos del período 2001-2005.
Polka, vals, swing, country, sonidos gaélicos, ragtime… todo tiene cabida en este Por el aire, cuyo título define a la perfección la filosofía de esta pareja que vuelve a ser capaz de dar las vueltas de tuercas que sean necesarias a cualquier tema, propio o ajeno, que en alguna ocasión haya pululado por sus cerebros. Y, como adivinarán, la enésima razón para seguir invitándoles a consumir cultura y, si es cercana y de calidad, mejor que mejor. Por regla general, no se arrepentirán. Que, por cierto, y antes de despedirnos, ya que hemos hablado de proyectos personalísimos y aventuras más allá de las estrellas, el inquieto Lüisito Lechuga, que como recordarán, publicó no hace mucho su referencia sonora Lettuce B, acaba de estrenar vídeo-clip del tema Omega 3000. Venga. No digan que no se lo esperaban.