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César Campoy

Banda sonora

Dadaísmo libertario revisitado

Varios grupos recuperan el legado de Felpudo Tos a partir de un disco que trata de reivindicar el espíritu de una de las bandas más inclasificables que ha dado nuestra música

 

La segunda película de Los Bravos, Dame un poco de amooor!, es un auténtico monumento al absurdo. Y lo decimos con la acritud justa porque, realmente, incluye verdaderas obras maestras de la animación española, merced al concurso de los Estudios Moro, reconocidos en medio mundo como uno de los baluartes de la publicidad europea. Además, sirvió de vehículo perfecto para la promoción de buena parte de la última tanda de temas realmente potables de uno de los conjuntos ibéricos con más proyección internacional.

A partir de un claro homenaje a las cintas de serie B, en manos del realizador José María Forqué, se rumorea que el filme iba a recibir el título de Los Bravos contra Fu-Manchú, aunque, finalmente, en la balanza prevaleció la decisión de promocionar, en su traducción al castellano, el tema estrella interpretado, aquel año 68, por el conjunto musical, el Bring a Little Lovin’ compuesto por Vanda y Young, de The Easybeats.

 

 

Hacíamos referencia a lo bizarro del proyecto porque su desarrollo se basa, tanto en un disparatado argumento, como en una sucesión de secuencias y planos lisérgico-cañís. El ya talludito Mike Kennedy (todo gira en torno a él; el resto de la banda se convierte en mera comparsa), taciturno y alelado lector empedernido de cómics, debe convertirse en el héroe que dé al traste con un malvado plan para apoderarse de las conciencias de los mandamases mundiales, y que busca instaurar un nuevo orden mundial liderado por (todavía más) malos malosos. En Dame un poco de amooor! asistimos a dignísimos y vistosos vídeo-clips musicales, sí, pero también a cachiporrazos varios, cómicas persecuciones, delirantes giros argumentales, psicodélicos diálogos, y caracterizaciones míticas como las de uno de los actores españoles más reputados, el mítico galán Luis Peña, convertido en el capo chino del invento, o un Álvaro de Luna transformado en matón asiático, ojos rasgados y coleta oriental incluidos.

La cinta no logró el grado de aceptación popular de su predecesora. Además, a lo largo de aquel 1968 comenzaría a resquebrajarse la ya de por sí difícil de mantener estructura del proyecto Bravos. De hecho, la producción de una tercera película, que debía rodarse bajo las órdenes de otro representante del absurdo hispano, Manolo Summers, es finalmente cancelada. A finales de aquel año, Mike dejaba el grupo y nacían los nuevos Bravos.

 

Felpudo Tos: Ciertamente inclasificables

Por cierto, que maestros valencianos del surrealismo y el absurdo más o menos estudiado, aparte de Luis Sánchez Polack Tip (que, casualmente, también aparece en el filme de Los Bravos), fueron las gentes de Felpudo Tos, una inimitable e inclasificable aventura filosófico-deconstructivistico-musical, encabezada, allá por los 90 del siglo pasado, por uno de los tríos más singulares que ha visto crecer y expandirse nuestra escena: Pilar, Iván y Koldo. Este último, precisamente, acaba de publicar, bajo la marca Lüisito Lechuga, Lettuce B, algo así como la ilógica continuación del espíritu de Felpudo, pasados varios lustros. Cometemos el bello error de invitar al propio Koldo a plantearse una breve ensoñación sobre la hipotética participación del trío en aquella aventura cinematográfica de Los Bravos, y acabamos desconcertados tras su respuesta: «Sucedería siempre por un plano inserto subliminalmente de los tres en un entorno indefinido donde sentiríamos el queso. La película adquiriría un cariz sutilmente diferente que el espectador común a duras penas advertiría. El director de Días de cine, por el contrario, lo captaría a la primera gracias a sus rizos de Dorothy. Y a que el espantapájaros se lo chivaría».

 

Perro Grande

Aquel proyecto, decíamos, fue capaz de dar forma sonora a verdaderos delirios creativos que hubieran desubicado, espacial y emocionalmente, al mismísimo Beckett, y brindó, a las generaciones futuras piezas del calibre de Se nos venía la biblioteca encima (Zi), Salí a por fortuna y me traje bisontes, Equívoco arbitral en minuto 91 o Tito nano. Tras unos años, ha vuelto a cuajar tanto en las nuevas hornadas de músicos valencianos, que, tras diversos meses de trabajo, es inminente la salida del ‘remake’ de aquel disco Tos Felpudo, del 98. Auspiciado por Borja Boscà y el resto de la familia de Perro Grande, en la grabación han participado formaciones como Yobamochi, Capaje, los propios Perro Grande, Césped de Verdad y Negro, Mad Robot, KLS, Teletexto, Les Rauchen Verboten, Portero Regateador, Anacardos Lata o Jordi Tost. Habla el propio Borja, que confirma que la criatura puede estar en la calle entre los meses de septiembre y octubre: «En enero repesqué el disco y pensando, vi que había bastantes grupos de esta nueva fiebre hardcore valenciana que conociéndolos o sin conocerlos estaban haciendo cosas que sin duda tienen sus raíces en Felpudo Tos. Le comenté a Koldo que tenía esa idea en la cabeza. Pensé en hablar con grupos a los que les podía interesar participar en un disco así. La propuesta siempre ha sido que cada uno grabara con sus medios, tal y como Felpudo lo hubiera hecho, e hiciera el tema como le diera la real gana, sin pensar en si acabaría destrozado o no». Efectivamente, la mayoría de grupos se ha buscado la vida para poder grabar, mientras que otros se han puesto en manos de Sergio Devece en sus estudios Stardust.

 

Mad Robot

Cuando (no escarmentamos) nos aventuramos a saber qué opina Koldo de esta reivindicación global de la filosofía de Felpudo Tos por parte de la nuevas generaciones, aguanta la respiración y contesta: «Creo que Felpudo Tos participaba de un cierto espíritu dadaísta, libertario e iconoclasta con una serie de gente como El Otro Ilustre Colegio de Patafísica, Andrés Truna, Ulan Bator, Chococrispis/Gigatrón, Lola Puñales o gente como nosotros mismos (se me olvidan bastantes). Donde bandas como El Niño Gusano terminaban, empezaba la infra-escena valenci-anal. Lo que quizás se reconoce es ese espíritu. Nosotros puede que permitamos visibilizarlo mejor al tener un formato de banda de punk. Este ‘remake’ es, por tanto, fruto de nuestra comercialidad, y es evidencia palmaria de que el mundo ha ido a peor. La palmaria, de chocolate, por favor».

Mientras tanto, el impulsor de esta alocada aventura lo tiene muy claro: «Es algo que no tiene vuelta atrás. Es una forma de reivindicar una forma de hacer música y crear, que ha influido en gente como yo y otros grupos que, sin haberlos escuchado antes, como Teletexto o KLS, rápidamente han entendido la filosofía. Hay ejemplos como Perro Grande, en mi caso, en que he llegado al local y le he propuesto al resto del grupo: ‘Vamos a tocar esto’, y no habían escuchado el original en su vida. Eso lo hace más ‘felpudil’ si cabe».

 

 

Senior: Poder es querer

La recomendación veraniega de la semana: Vísperas de destrucción en la senda de Pego

 

El incomparable Senior también aprovecha el estío para degustar platos sonoros de altura, y decide compartirlos con el respetable

 

Con su último trabajo, el luminosamente reivindicativo El poder del voler (Malatesta), Senior i El Cor Brutal han reafirmado su condición de pilar fundamental de la música valenciana de los últimos años. Además, con su efectivo y emocionante directo han conquistado a todo aquel ser humano que ha osado cruzarse en su camino. Decidimos tantear a Senior para que nos recomendara un disco o canción para pasar este verano, y lo tuvo muy claro: «Para mí, verano equivale a Kaputt, el penúltimo disco que han sacado Destroyer, del año 2011. Pasan los años y es venir el buen tiempo y lo vuelvo a escuchar obsesivamente. Tiene unas melodías, hechas a base de sintes, guitarras y vientos, que me transportan a un mundo paralelo donde todo es bueno y todo es posible. Y las letras, temáticas alrededor de las drogas y la música, son muy evocadoras para mí. Además, creo que me encanta porque me recuerda ¡a todo lo que odiaba en los 80!».

En cuanto a su sugerencia valenciana para disfrutar de un directo digno, tampoco duda: «La última banda que me ha impactado es de Pego y se llama Smoking Soul’s. Hacen un rock contundente con diferentes velocidades y melodías muy chulas. Tocan con dos guitarras archtops, y eso es sinónimo de calidad. Me recuerdan mucho a Jimmy Eat World y, sobre todo, a Rancid cuando los vi en el Reading, allá por el 2002. Potencia y sentimiento».

 

 

Un día sonó…

 

Los Pantalones Azules: Cosa buena (Discophon, 1961)

Otra de las primeras referencias del rock valenciano. El dúo compuesto por Víctor Ortiz y Tito Pemán, además de demostrar su pasión por el R&R se lanzaba a componer algunos de los temas que interpretaba. Las ejecuciones de Cosa buena o Jezabel levantaron pasiones.

 

Modificación: Llegará el día que me quieras (Regal, 1971)

Con Juan Bau como inconfundible vocalista, y la producción de Pedro Gené (Lone Star), esta banda de rock sinfónico se estrenó, en Regal, con un vinilo repleto de teclados, wah-wah, percusiones varias y llamativos coros. En la cara B, una bailonga Annelie convertida en un himno en tierras valencianas.

 

La Resistencia: El odio y las lágrimas (Twins, 1985)

El mismísimo sello Twins fijó su atención en ellos, y pese a la experiencia frustrada, este disco se convierte en tarjeta de presentación de una de las bandas con más actitud de nuestros 80. El tema que titula el disco, Testamento y Entre paredes de ladrillo rojo, son muestras de un digno legado.

 

Las Máquinas: Fextival! (Lucas Records, 1994)

Sin duda, una de las aventuras sonoras con más solera y proyección que dieron los 90. Tras su fallida aventura con Sony del 88, estos amantes del baile y el desparrame grabaron, para Lucas Records, un (como indica su título) festivo compendio de piezas desenfrenadas.

 

La Muñeca de Sal: Geometría (Reftos-Everlasting, 2005)

Uno de los proyectos más personales, vanguardistas y atrevidos nacidos en nuestro territorio, que a lo largo de varios años ha ido impactando en nuestros cerebros a base de criaturas personalísimas. Este Geometría formaba parte de una idea global que continuó Teología.

 

Megaphone ou la Mort: A Silent Language (VGB Records, 2013)

La obra póstuma de una de las formaciones con más carisma, con epicentro en la ciudad del Turia, a partir de una multicultural amalgama de influencias y orígenes. José Luis Macías produjo una energética combinación de pop y rock, con momentos de verdadera épica.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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