Moonflower presentan su nuevo trabajo, ‘Round Trip’, este viernes 20 de febrero, en el dELUXE Pop Club. La banda ha vuelto a confiar en el productor Carlos Soler para construir un disco que gana en energía y complejidad
Hace poco más de tres años, veía la luz First Time, el primer larga duración de la banda liderada por María López y Josep Bartual. La habilidad del combo para desarrollar elegantes melodías repletas de buen gusto fue suficiente para que Moonflower, pese a tratarse de un trabajo autoeditado (aunque recuperado en 2013 por Sello Salvaje), se ganara el respeto de la crítica, y consiguiera figurar en los carteles de algunos de los festivales con más solera de la península: «Aquel disco superó todas nuestras expectativas en cuanto a difusión de nuestra música», apunta una María que, algunos meses después, decidió cruzar el charco y vivir dos años en los Estados Unidos, pese a todo lo que ello podía suponer para la evidente progresión ascendente de la banda. Ahora, algunos meses y muchas vivencias después, el grupo retorna con Round Trip (Sello Salvaje): «Somos conscientes de que en tres años Moonflower ha podido caer en el olvido, así que nuestro objetivo será volver a reivindicar nuestras canciones y seguir disfrutando juntos del nuevo disco», asegura convencida, mientras recuerda su etapa norteamericana: «Cuando surgió la oportunidad de establecerme allí tuve claro que quería vivir la experiencia y planteé a los chicos el nuevo escenario que se nos presentaba como grupo. No sabía el tiempo que iba a estar fuera, por lo que cualquier decisión que ellos tomaran respecto a Moonflower me parecía justa. Al final se alinearon los astros y, por un lado, surgió Atlàntic, que apaciguó los ánimos de los músicos más inquietos de Moonflower». De hecho, Bartual y sus Atlàntic aprovecharon el tiempo, con la publicación de un epé, que también tuvo una buena acogida: «Como dice Pablo Obiol, el otro guitarrista de la banda, somos un grupo accidental que se reúne de vez en cuando para hacer conciertos. Y razón no le falta. En los momentos en que en Moonflower tenemos más compromisos, Atlàntic rebaja su actividad, pero es un proyecto ilusionante que poco a poco seguirá su andadura», afirma Josep, el mismo que, en un momento determinado, y como algunos otros componentes de Moonflower, también decidió emprender su aventura americana, y seguir los pasos de María.
Allí, en diversas etapas y formatos, el proyecto siguió avanzando, bebiendo de unas vivencias que han marcado las bases de este nuevo disco: «La inmensa mayoría de las canciones de Round Trip han sido ideadas en Estados Unidos e inevitablemente hablan de todo lo vivido allí: emociones, paisajes, sensaciones… La distancia con el resto del grupo ha influido también en la autoría de las composiciones (de carácter individual cuando estaba sola o compartida cuando Josep estuvo conmigo). También ha precipitado nuestro ritmo habitual de ensayos y selección de nuevo material. Por otra parte, la aventura americana también nos ha traído, por otra carambola más del destino, un quinto componente: Fran», sentencia María, que no descarta un retorno de Moonflower a tierras estadounidenses. En los dos años que nuestra protagonista vivió allí, el grupo vivió dos giras, una acústica y otra eléctrica, a lo largo de la Costa Este, e incluso el combo meditó alargar su estancia en aquel país: «Muchas veces. Estuvimos a punto de quedarnos un tercer año, pero finalmente la terreta tiró demasiado fuerte y volvimos a casa. Nos queda la sensación de haber exprimido y disfrutado al máximo nuestro tiempo allí, pero también de haber vuelto en el momento adecuado».
Por cierto, en ese retorno, ¿qué escena valenciana se encontró María? ¿Muy cambiada? ¿Ese supuesto salto de calidad y cantidad del que se habla es más visible cuando has permanecido una temporada a miles de kilómetros? «Como bien dices, compartimos la idea de que en Valencia ha habido una explosión de bandas, pero de muchos estilos. No creo que exista ningún nexo común entre ellas, pero sí que es verdad que muchas se atomizan en torno a diferentes revistas, promotoras, salas, etc. Hasta cierto punto es normal, pero echamos de menos que todos seamos más amplios de miras. En Estados Unidos nos costó relativamente poco integrarnos en ambientes muy dispares entre sí. Allí la interacción está mucho más asumida. Por otra parte estar dos años fuera ha provocado que nos quedemos en tierra de nadie. Hemos vuelto a Valencia y no nos sentimos parte de ningún círculo concreto, con todo lo bueno y malo que esto supone. De hecho, parece que hay más interés por Moonflower fuera de Valencia que en casa».
Y tras el regreso con toda esa maleta, cargada de ideas, canciones y sensaciones, el grupo decidió que era hora de volver a entrar al estudio, y lo hizo bajo la supervisión de un viejo conocido, Carlos Soler: «Es nuestro ídolo, va en serio. Partiendo de ahí, tiene la habilidad de sacar lo mejor de nosotros y de entender nuestras canciones, cosa que, lo reconocemos, a veces no es fácil. Se entusiasma con aquello que a nosotros nos entusiasma y lo potencia. Un aliado así en el estudio nos parece muy necesario, porque nos da alas en cuanto a nuestra creatividad. En Round Trip está al frente de todo el proceso de grabación, mezclas y masterización, además de compartir con nosotros la producción. Creemos que esta continuidad ha sido un gran acierto y le da coherencia al disco».
Lo bien cierto es que en este trabajo, en el que el castellano ha ido ganando terreno al inglés («en España he escrito más temas en inglés y en Estados Unidos ha ocurrido a la inversa»), y en el que las labores compositivas se han compartido («el invierno en Wilmington es muy frío y muy largo. ¿Qué íbamos a hacer Josep y yo tantas horas en casa? Pues aprender a restaurar muebles y escribir canciones juntos»), existe una evidente evolución en cuanto a construcción (estructuras y transiciones muy trabajadas) y ejecución de algunos temas como Tú, Puente memorial, Amor/Dolor… María define los senderos presentes y futuros del grupo: «Creo que Round Trip es un disco más enérgico y complejo que su predecesor y nos sentimos cómodos en este registro. Nos divierte mucho jugar con las variaciones tonales, rítmicas y con las estructuras de los temas. Puede que esa característica, ya presente en el primer disco, se esté acentuando, cosa que nos motiva mucho. Sin embargo, seguimos rindiéndonos ante canciones de corte pop más tradicional, como Reflections of the Sun, o de carácter folk. ¡No lo podemos evitar! Seguimos valorando muy positivamente la variedad en las composiciones, que cada canción tenga su propio universo».
Un universo que será desgranado este viernes 20 de febrero en el dELUXE Pop Club de la capital valenciana. Acompañarán a las gentes de Moonflower en esta fiesta sonora los ilicitanos Cachorro, el proyecto liderado por Javier Ato (Ligre), que cultiva un pop-folk preciosista y, en ocasiones, tremendamente conmovedor.
El disco de la semana
Benicàssim.pop (Vol. 2) Tributo a Los Auténticos (Lemon Songs, 2014)
Con el reciente fallecimiento de Juan Antonio Morcillo, el rock valenciano ha perdido una de las bazas más emblemáticas de toda su historia. Uno de los más recomendables capítulos que escribió el espigado roquero tiene que ver con aquella mágica aventura pop que Castellón exportó para el resto del universo. Los Auténticos, liderados por otro mago de nuestra música, el gran Miguel Ángel Villanueva, dejaron un brillante legado sonoro, mucho más estimado y reconocido, durante muchos años, fuera de nuestras fronteras.
Con el paso del tiempo, y, sobre todo, a partir del empeño de nuevas generaciones, aquellas guitarras y aquellas voces de ensueño han sido justamente reivindicadas. Una buena prueba de ello la encontramos en la segunda entrega del Benicàssim.pop, grabada, casi íntegramente, en La Seta Azul, bajo la atenta mirada de Juan Carlos Tomás (Los Rítmicos, Los Romeos…).
De esta manera, doce maneras diferentes de entender la música se enfrentan a otras tantas piezas de los homenajeados, en la mayoría de los casos, de manera bastante acertada. Sin ir más lejos, Anna Millo, ayudándose del cuarteto de cuerda Supramúsica, realiza una originalísima y vaporosa revisión de aquella obra de arte pop llamada La estrella; mientras las gentes de deBigote hacen completamente suya Es un error; Rauelsson, junto a Vicente Ordóñez y Pepe Buonamisis, nos hacen flotar con su adaptación de Mi sombrero, o Nacho Silvestre ralentiza, en la onda country, la gran Mi abuelo. Otras formaciones, como Los Náufragos, Arte Pop o Los Cromaos se aferran a parámetros menos heterodoxos para analizar, a base de trallazos, gemas como Cállate ya, No me importa o Detengan el tren. Un tremendo acto de justicia en recuerdo de unos de nuestros grandes.