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César Campoy

Banda sonora

Con pulso firme y afilado

Soledad Vélez vuelve a sumergirse en los estudios Río Bravo para registrar nuevo material, mientras los ecos de aquel Run with wolves siguen atronando

 

Pregunten a cualquiera que haya asistido a uno de sus conciertos. Les dirá que, si las cosas vienen rodadas, hay un momento en que en su cabeza algo hace ‘click’. La voz de esta chilena que, años atrás, ya echó raíces en nuestra tierra, ha devenido uno de los lamentos más ásperos que han conocido estas lindes en mucho tiempo. Y cuando lo físico y lo filosófico-creativo-intelectual andan conjuntados, imaginarán que lo más probable es que la montaña sonora a la que nos enfrentamos puede llegar a parecer tan abrupta como atractivamente abordable.

A finales de 2013, Soledad Vélez fue capaz de fabricar, en compañía de su ya inseparable Jesús de Santos, y en los estudios Río Bravo, Run with wolves (Absolute Beginners, 2013), un disco impactante (el segundo tras aquel Wild Fishing, de 2012), repleto de una esencia folk aperturista, sin límites, con sabor a árida road movie. Este trabajo, de recorrido dilatado y que se ha convertido en el espaldarazo definitivo de la Vélez, sigue siendo una de las señas de identidad más emblemáticas de la artista, que en los últimos meses ha girado por multitud de escenarios, tanto próximos, como fuera de nuestras fronteras. Tras esa larga convivencia con Run with wolves, nos interesa saber si Soledad cree que esta criatura sigue manteniendo ese grado de energía que tan buenas críticas ha recibido, y cuál es su relación con esa creación, después del tiempo transcurrido y el camino transitado junto a ella: «Claro, es curioso cómo ha mantenido ese grado de energía que dices; especialmente he podido notarlo en los conciertos que hemos dado por España este último año y a principios del presente. Run with wolves es un trabajo que no volveré a hacer; contiene demasiados recuerdos, sentimientos que nunca debí plasmar en un disco. Aún así, me atrapa y revoluciona todo en mi interior cada vez que hago un directo. Es un disco muy triste; acabo muy mal cuando se apagan las luces».

 

Miradas. Soledad Vélez, terciopelo azul. Por Pau Monteagudo

Lo nuevo de Soledad Vélez, no obstante, es inminente. Acaba de entrar en el estudio (también, Río Bravo) para grabar un sencillo que verá la luz en marzo, y que se convierte en un avance de su próximo larga duración, también a punto de ser creado. ¿En busca de otras sendas alejadas de la estela de Run with wolves? «Run with wolves, si te fijas, deja entrever las intenciones que tenía con este nuevo disco. Ya hace tiempo que estoy trabajando en otra senda. Es una cosa que se dio de forma completamente natural, necesitaba otros sonidos para trabajar mis canciones». Construidas, ¿bajo qué estado de ánimo? La propia Soledad llegó a comentar que, entre su primer y segundo disco sufrió una crisis nerviosa que influyó tanto en su vida personal, como en sus procesos creativos y artísticos. Ella se muestra clara: «Siempre he sido una persona muy nerviosa; a pesar de ello, de mano firme. Supongo que el estado de ánimo que he tenido en el proceso de este próximo single, es un estado sereno, maduro. Tengo muy claras muchas cosas que hace un año no tenía. Mi forma de ver las cosas ha crecido, no me tiembla la mano al momento de decidir las cosas. Eso influye directamente a mi nuevo trabajo; os daréis cuenta enseguida», asegura una artista que, sobre todo a partir de la eclosión de Run with wolves, ha visto cómo en torno a su filosofía musical se ha creado un aura definida con calificativos como “dura”, “afilada”, “dramática”, “agresiva”… ¿Ha llegado a convertirse esta amalgama de epítetos en una especie de coraza con la que una puede moverse con menos miedos? «Lo del drama no lo había escuchado y no me gusta. Con lo demás, puede que sí; me hace gracia y no me importa. No necesito ninguna coraza, porque no me da miedo moverme por ahí. Miedo me dan otras cosas», sentencia convencida.

 

 

 

 

Los discos de la semana

 

El Célebre Sr. Cometa

El color de las tormentas (Autoeditado, 2015)

 

Paco Sanz y su familia retornan para ofrecer una nueva muestra de su pasión por las melodías limpias y las armonías vocales luminosamente efectivas. Tras Lápices de colores y Vientos huracanados, El Célebre Sr. Cometa ha vuelto a construir su frágil castillo de naipes ayudándose de viejos conocidos, la mayoría de ellos, con senderos de contrastada valía recorridos: De Isa Terrible (ese complemento perfecto en los numerosos diálogos sonoros dispuestos), a Dani Cardona, pasando por la genialidad al bajo de Rubén Marqués, o el concurso de Roberto Fort, y Nacho y Antonio Sanz.

Paco sigue ahondando en esas combinaciones de acordes mayores-menores tan efectivas (Soñar, Pájaros de terciopelo), rememorando sonidos de esencia de clásicos como The Beatles o The Beach Boys (Herirte el corazón), dándonos ciertas alegrías más animadas (Polo Norte), pero, sobre todo, envolviendo sus melodías de ese aire repleto de melancolía que le caracteriza.

 

3Cómplices

Tres cómplices (Subterráneo Records, 2015)

 

Dos sonados retornos son los que vienen marcados por la publicación de este sencillo. En primer lugar, el de la mítica formación valenciana de los 80, que con Tres cómplices y Gasolinera Rock, además de rendir tributo a una época inolvidable de nuestra historia musical, avanzan, a base de su recordada tralla sonora, la que será su próxima criatura, un miniLP titulado Aviso: se lee 3Cómplices.

Por si esto fuera poco, con esta contundente referencia se prende fuego a la mascletà que marca el inicio de la nueva etapa de otro símbolo del underground patrio, el combativo sello Subterráneo.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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