>

Blogs

César Campoy

Banda sonora

De las entrañas para afuera

Pastore se desnuda, sin concesiones, en su primer disco, el sentido ‘Reverdecer’

 

De la rabia más feroz, del más radiante de los optimismos, de la desazón más asfixiante… De la auténtica experiencia vivida y sentida, de la que emana de las entrañas. De ahí surge el arte verdadero. Más o menos original, más o menos pulido, sí, pero verdadero, al fin y al cabo. Sergio Pastor (Pastore) tuvo la mala fortuna de, como todo hijo de vecino, verse vencido por las circunstancias de la vida, pero también tuvo la buena suerte de abrazarse a esa maraña de sentimientos, y moldearlos para crear su primer disco, un magno Reverdecer que irradia desnudez vital, textos diáfanos; dolor y calma. Un exorcismo en toda regla: «Así fue, exactamente. La composición de las canciones del disco se convirtió, de manera inesperada, en una terapia. Fue una etapa en la que mi mundo se derrumbó por completo. Me llevó un año ser consciente de dónde estaba. A partir de ahí se creó una comunión invisible entre mi estado vital, los textos y la sobriedad musical. Fue relativamente cómodo desnudarme en casa, en la intimidad, pero luego tuve que salir a la calle y resolver todo este proceso ante la realidad. No fui consciente de lo íntimo que resultaba esto hasta que empecé a cantarlo ante desconocidos».

 

Sergio Pastor reverdece. Por Iván Navarro

Sergio Pastor reverdece. Por Iván Navarro

¿Lo entienden ahora? Esa es la razón por la cual, si te pillan con las defensas bajas, temas como el que da título a este trabajo, Pequeña Habana (últimamente, Carles Chiner tiene la fortuna de ser requerido para prestar su voz en piezas de muchos quilates) o Bienvenida estación (con una Sara Ledesma que, a estas alturas de la vida, ya merece un monumento) son capaces de erizarte el vello. Porque Reverdecer llega por dos motivos, principalmente: por su condición de sincera obra de las consideradas de amor (o desamor), y por su facilidad para trasladar al oyente, sin mucho esfuerzo, a aquellos paisajes y lugares que son retratados: «El disco es un canto, a pecho descubierto, al amor o a la ausencia de éste. La mejor manera de comprobarlo es escuchar seguidas El amor (se va) y Aquellos días. Es un tramo decisivo del disco: la primera reflexiona sobre los diferentes tipos de amor y sobre cómo se transforman con el paso de tiempo. La segunda es un canto adulto al deseo y a la necesidad más profunda hacia otra persona sin ningún tipo de metáfora, ni paracaídas. Están puestas seguidas en el disco para ofrecer esas dos visiones. Siempre concebí todo esto como una oda al amor, pero jamás como un réquiem. Fue un proceso duro y difícil pero a la vez natural y, casi, lógico; digamos que cuando escribí estas letras todavía vivía en la escena del crimen. Por eso es fácil verse reflejado en esos momentos o lugares», confiesa, a corazón abierto, Sergio.

 

 

Grabado, mezclado y producido por Manolo Tarancón en los Estudios Calexico de Valencia, con la inestimable ayuda, a la masterización, de Carlos Soler, la obra de Sergio fue cincelada con total libertad sonora, sin limitaciones estilísticas: «Nunca pensé si me estaba moviendo en un estilo o en otro. Me dejé llevar por la emoción del momento y por pequeños instantes de fecunda inspiración. La que más me costó fue Virgen del mar. Escribí casi tres páginas de estrofas hasta que mis lágrimas mojaron el papel. Luego hice una criba y con eso armé la canción. Fue la única en la que tuve clara la instrumentación desde el principio. Es una canción para mis padres disfrazada de fiesta popular. Otro tipo de amor».

Porque, ¿cuántos tipos de amor hay? ¿Cómo se puede calificar aquel que comparten Pastor y Tarancón, esa suerte de ‘madre superiora’ de cierto nicho de la escena valenciana, el mismo que, desde hace años, cual inquieto ojeador, dedica parte de su tiempo a animar a aquellos artistas en los que confía a que sean ellos los que confíen en sí mismos (el propio Pastore, Mendizabal)? «El proceso de pasar de ser seguidor de la música de Manolo a trabajar con él y, finalmente, convertirnos en amigos íntimos ha sido una de las experiencias más bonitas que me ha traído este disco. He aprendido mucho a su lado. Tomó decisiones vitales, siempre sin imponer nada. Por ejemplo, fue suya la idea de grabar la voz de mis hijos para El amor (se va), y también consiguió sacar adelante ese sonido tan orgánico que estas canciones pedían a gritos. Aun así confieso que Manolo no fue mi primera opción como productor, pero cuando lo conocí supe al instante que tenía que ser con él. Habría salido un disco diferente, seguro, pero habría salido. Para presentar a Manolo en los conciertos siempre le hago la broma del ‘contigo empezó todo…‘ y en cierto modo es así. Lleva muchos años en esto. Ha vivido tiempos dorados y también se ha bañado en el fango. Controla el negocio más allá de las canciones. Yo le pido consejo siempre para temas extramusicales. Tanto Txema como yo le debemos mucho».

 

El desenlace. Por Iván Navarro

El desenlace. Por Iván Navarro

A Manolo, por supuesto, y también a la ingente cantidad de músicos de nuestra escena que han querido formar parte de Reverdecer: el propio Mendizabal, los mencionados Tarancón, Soler, Ledesma y Chiner, Gerard Vercher, José Rodríguez, Néstor Rausell, Luis Alcober… «Yo soy un recién llegado a la escena valenciana, al menos como músico, y siempre he confiado de primeras en la bondad de las personas. He conocido a mucha gente en estos dos años de rodaje con Pastore, y nunca he mirado de dónde venían o hacia dónde iban esos músicos. Las colaboraciones surgieron por afinidad emocional, no musical. Es cierto que, con el paso del tiempo y de los conciertos, he vislumbrado una clara jerarquización de la escena, pero no es algo que me preocupe en exceso. Yo me dedico a hacer canciones. Exceptuando a Carles, conocí a todos los demás colaboradores durante la composición y grabación del disco. Si la composición fue un proceso solitario, para la grabación quise huir de eso y juntarme con amigos y familia para sacar adelante el disco. Néstor fue un fiel escudero durante mucho tiempo, tocamos y disfrutamos. No paren el combate le va como anillo al dedo. Sarita Ledesma derrumba paredes con su voz; Bienvenida estación es tan mía como suya. Considero a Carles parte de mi familia; nuestros hijos son primos y nuestras mujeres, como hermanas. Nunca imaginé hacer el disco sin él», expira Sergio, mientras mira con ilusión a su próxima cita, ya que todo este torrente fluirá a orillas del Mediterráneo, el próximo 15 de junio. Será en el Veles e Vents, dentro del ciclo Dijous al Veles organizado por Amstel Art. Pastore presentará Reverdecer en formato banda, con el concurso, entre otros, de Mario (de Caravana Sur, a la batería), el propio Tarancón, y un buen puñado de invitados de altura. El programa, por cierto, es doble, ya que, después, hará acto de presencia, precisamente, Mendizabal.

 
 
El disco de la semana

 
disco01Cisco Fran

Sultán (Peanut Records, 2017)

Con Gigante, Cisco Fran respiró tras tres décadas dedicadas, en cuerpo y alma, a La Gran Esperanza Blanca. Aquel epé, que seguía discurriendo por los senderos de esencia folk tan impregnados en la piel del artista, supuso un grado mayor de intimismo y sinceridad. Fran había firmado una de las mejores colecciones de canciones de su dilatada trayectoria, pero aquella remesa no era más que la mitad de un proyecto que, ahora, se cierra con Sultán, un nuevo trabajo de cinco temas que vendría a completar esa aventura en solitario que tantas satisfacciones está brindando al músico. Es cierto que existen muchas similitudes entre ambas entregas. Sin ir más lejos, repite Luis Martínez como coproductor (de nuevo en Little Canyon Studios), así como algunos de los pilares en los cuales se ha apoyado Cisco: los omnipresentes Santi Serrano y José Sala, Rebeca Ibáñez, Gilberto Aubán (se incorporan, a la nómina, Raül Richart, Rafa Adrián, Xavo Giménez, Raúl Pruñonosa, el mítico Suso Pérez, así como el viejo compañero de aventuras, Spagnolo Ferocce). Además, el universo sonoro ya desarrollado se mantiene en ciertas piezas (la delicadeza de Sirenas consigue rozar aquella bella Desaparecer), así como los conceptos que merodean por los textos dispuestos (sigue, vigente, ese punto nostálgico que tan bien retrata Fran). No obstante, tampoco podemos obviar que Sultán, pese a no mostrarse tan compacto como su predecesor (o, tal vez, propiciado por ello), huele a mayor variedad de referentes. Sin ir más lejos, este trabajo supone un punto más de liberación (la inmediata La razón y el corazón), pone sobre la mesa una buena ración de furia dosificada (brillante, la guitarra eléctrica de Oropel), y cierra la puerta con un instrumental (el tema que da título al disco), sorprendente y ensoñador.

Otro sitio más de Comunidad Blogs lasprovincias.es

Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


junio 2017
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
2627282930