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César Campoy

Banda sonora

Entre exhibicionistas y gramolas

“Vius una existència perfecta
i emocionant,
No veus ni una sola advertència
que et faça dubtar”

La llum, Mox Nox (2013)

 

El universo de Peepshow siempre ha estado rodeado de un halo de profesionalidad y pasión por el cuidado del producto evidente. No sabemos si ese celo es el que les ha llevado a editar tan sólo tres referencias largas desde finales del siglo pasado.

 

Peepshow: Rojo pasión

 

El proyecto liderado por Uve Martínez y Vicente Bonillo, al que se unió hace ya varios años Carsten Ress, ha gozado de un respeto especial, precisamente, propiciado por ese mimo con que suele tratar sus diferentes creaciones, tanto en el aspecto sonoro (faltaría más), como en el visual.

Aquel Miss Thorazine y la Gran Comedia Galáctica editado en 2002 por Criminal Records, y producido y mezclado por el propio Martínez (también ha prestado su sapiencia a proyectos como Sokolov) ya marcó algunas de las consignas a seguir por este ente rebozado de cierto grado de oscuridad: bases contundentes, guitarras peliagudas, sintetizadores que combinan lo dramático y lo rabioso… Ultravioleta o Epsilide destacaban sobremanera en un disco que no obtuvo relevo hasta 2006, justo cuando vio la luz Killy y los hombres estrella (Lunar Records), que a partir de piezas épicas como Koprotnik, o el propio tema que daba título a la criatura, siguieron contribuyendo a cimentar ese sendero de misteriosas baldosas.

 

 

Misterio alargado hasta nuestros días, precisamente, hasta la publicación de Supralumínico, a través de Epsilide Records, de nuevo, bajo la batuta total de Uve Martínez, que sigue rodeándose de sus fieles Bonillo y Ress, y cuyo invento, afortunadamente, continúa viviendo de un diseño gráfico de altura, envoltorio ideal para unos sonidos que identifican, de nuevo, una filosofía coherente.

Supralumínico huele a futurismo apocalíptico (Naturaleza muerta -Esperando a Godoy Frag. I-), a crudeza afilada vía guitarras luminosamente hirientes y etéreos sintetizadores (Somos invisibles), pero también a riff roquero más ortodoxo (Mi otro yo o Policía Secreta), a piezas esencial y épicamente ‘noventeras’ (Nuevas visiones), o a decadentes y agridulces mediotiempos (la emocional y dramática Cadáver, que abre el disco). Todo ello aderezado, en buena parte de los casos, por enigmáticos textos. Colaboran, en las voces, Mireia Pérez, Is Sahuquillo y Josep Zapater y la prueba audiovisual del sencillo extraído de este Supralumínico, El enigma de los azules, hace semanas que fue servida al respetable. Ha sido dirigida por David Arnal y Germán de la Hoz. Sin duda alguna, una digna y elegante manera de celebrar un retorno esperado.

 

 

De la misma forma que también anda de celebración la familia de La Gramola de Keith, incansable plataforma de difusión cultural que, desde este jueves y durante el fin de semana, tira la casa por la ventana y se marca tres jornadas de música en directo, con la connivencia de un buen puñado de bandas valencianas.

El Gramolafest IV, de esta manera, y como intuirán, no tiene otro objetivo que el de conmemorar los cuatro años de actividad del invento. Abren fuego, como comentábamos, este jueves, Crow Jane y Le Garçon Rêvé. Será en el Deluxe Pop Club donde, los primeros, volverán a desgranar los temas de su último disco, Contradiction (Nevada Music), del cual ya concretamos algunos apuntes hace varias semanas. Pop intenso e interesantes destellos como Clown o Privet invitan a su escucha. Además, acaban de estrenar vídeo-clip de Wait for me.

 

 

Junto a ellos, palabras mayores, Le Garçon Rêvé, el ente surgido tras el triste desvanecimiento de los siempre reivindicables Megaphone Ou La Mort, capaces de crear aquel lúcido A Silent Language. Ahora bajo el amparo del garçon, John Martínez y Diego Summo caminan en compañía de Sergio Devece finiquitando el que será su primer larga duración. ¿Que por dónde andan los tiros? Juzguen ustedes mismos.

 

 

Un día más tarde, este viernes 4, los fastos se trasladarán al Loco Club, donde tendrá lugar un multitudinario aquelarre de artistas y sonidos, protagonizado por Johnny B Zero, ganadores del Vinilo Valencia 4.0 y amantes del rock desgarrado; We Used To Pray, una de las marcas con más proyección de nuestra escena, con su primer epé de estudio, Loud Intertitles, recién estrenado, y una querencia por el pop épico, grandilocuente y desmesurado; Gatomidi, unos jóvenes veteranos, inmersos, desde hace una temporada, en una vorágine de reconocimientos merecidos, gracias, sobre todo, a su Enclosed Spaces repleto de energía desparramante, así como otro de los platos fuertes del evento, los, por muchos, ya venerados La Muñeca de Sal, uno de los entes musicales con más entidad y altura que ha parido esta tierra en los últimos lustros, magos de lo subliminal y experimental, y expertos en perforar cerebros sin compasión. Tras aquel ambicioso proyecto con Los Profetas, como era de prever, el nervioso combo ha seguido vislumbrando nuevos horizontes. Entre ellos, sumergirse en la magna obra de su amigo Javier Corcobado, Canción de amor de un día, o lo que es lo mismo, 24 horas de sonidos y sensaciones ininterrumpidos, a partir de la colaboración de numerosos creadores, entre ellos, obviamente, la familia de La Muñeca de Sal que, para este viernes, anuncia el estreno en vivo de parte de esa colaboración: “Un viaje de largo recorrido titulado La Mort“. La velada se alargará hasta altas horas de la madrugada, si quedan fuerzas, surfeando en los platos de Limousine DJ.

 

 

La última de las jornadas, como adivinarán, tendrá lugar el sábado 5. Será, también, en el Loco Club, y en ella confluirán dos formaciones que se conocen de sobra: Carolina Otero & The Someonelses y Mad Robot. Ambas familias han compartido buenos momentos de guitarreo en más de una ocasión. La última, sin ir más lejos, en la puesta de largo, en vivo, de los segundos, la banda liderada por Mike Grau y Susana M. Hace pocas semanas se lanzaron a la aventura de mostrar sus posibilidades en directo en el Deluxe, en compañía de un buen puñado de amigos. Allí desgranaron su elogiado Blacklisted, del que ya dimos buena cuenta desde Banda Sonora. Aquél fue el bautismo escénico de unos Mad Robot que se mostraban reacios a subirse a unas tablas, pero parece ser que han acabado cogiéndole el gustillo. Sus pegadizos sones guitarreros coquetearán con los punzantes acordes de la Otero y los suyos, orgullosos de su última criatura, Benidorm.

Un pedacito de aquella actuación de Mad Robot a la que hacíamos referencia, por cierto, fue retratada por los anfitriones de estas tres jornadas que se nos avecinan:

 

 

Así que, celebren nuestros sonidos, ya sea desde el sofá de su casa, o saliendo a disfrutar de algún directo, pero eso sí, por favor, consuman cultura y, si es cercana y de calidad, mejor que mejor. Por regla general, no se arrepentirán. Y si todavía se muestran reacios a subirse a la gramola durante estos tres días, échenle un vistazo a la promo que se han trabajado organizadores y músicos: Energética.

 

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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