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César Campoy

Banda sonora

deBigote: Sobresaliente en geografía

La formación castellonense cierra un año que ha acabado por encumbrarles como una de nuestras referencias indiscutibles gracias a su disco ‘Estuario’

 

Tras la edición de dos destacados epés (Continente e Insular), este 2014 recibimos la grata noticia de la publicación del primer larga duración del sexteto castellonense, una formación, inclasificable que, huyendo de etiquetas, ha sido capaz de cimentar un estilo propio basado en un increíble buen gusto, una calidad irrefutable y un depurado cuidado en el tratamiento de los fluidos pop: «El sonido de los discos es responsabilidad de Carles Llorens, y tenemos la suerte de que es una persona muy cuidadosa y metódica a la hora de trabajar. Con él sabes que nada va a estar ahí por estar o por dejadez. Tiene una paciencia infinita. En la grabación de Estuario no utilizamos ningún efecto digital o plug-in, quisimos grabarlo todo con material analógico. En cuanto a las estructuras de las canciones es algo que pensamos detenidamente y donde perdemos bastante tiempo», aseguran orgullosos del resultado final de un Estuario repleto de grandes sones y cuidado diseño, obra de Francesc Mulet.

Sobre la dificultad para encasillar a deBigote en cualquier corriente o movimiento sonoro, hinchan el pecho: «Es lo mejor que nos pueden decir. Es cierto que en general cuesta encasillarnos en un estilo o grupo concreto, pero tampoco tiene demasiado misterio dada nuestra manera de trabajar y lo variopintas que son nuestras influencias. Juan, el baterista, es hijo de Bowie y de T-Rex; Sergio, bajista, tiene un alma heavy; Albert, teclados, es de Santa Coloma de Gramanet, eso lo dice todo; Raúl, guitarra y compositor, es un producto “warholiano”; Andrés, guitarra y compositor, es hijo de Coronel de la OTAN, y Víctor, voz y letras, es fan de ABBA».

 

La banda mira el futuro con esperanza

Con estos variopintos mimbres, el sexteto ha elaborado un acertado tratado, que sigue ahondando en las referencias geográficas en cuanto a temáticas y textos, y que continúa bebiendo de sus dos primeras referencias (recuperan y remozan tres de sus grandes himnos: la magna Comprarte un continente, Jorge y Víctor y No os lo perdáis), pero, que, fruto de la experiencia, ha incorporado en algunos de sus ritmos una esencia más bailable (en ocasiones, incluso, discotequera): «Hay algo en la música de baile que nos fascina. Somos bastante fans de la música disco de los setenta, de los ritmos funk. ¡Incluso alguno de los componentes de deBigote prefieren la música electrónica dance al rock and roll!». Unos derroteros que, ¿seguirán estas sendas en un futuro próximo? «Creemos que es bueno evolucionar y mostrar diversas personalidades. Es algo que nos fascina de, por ejemplo, P.J Harvey, pero tampoco sabemos a qué sonaremos en el próximo disco. Intentaremos perder toda la identidad alcanzada para no tener que defender tal o cual estilo, aunque no sé si lo conseguiremos porque somos seis personas para decidir. En el fondo adoramos a las bandas de rock and roll que de repente sacan un disco tecno y pierden a todos sus fans fundamentalistas, pero supongo que no abandonaremos algo como los ritmos de los que hablabas anteriormente ni creo que cantemos nunca en inglés. Quizás metamos más electrónica o instrumentos de viento y algo cantado en catalán. Quién sabe», sentencian, mientras a nuestra mente viene otro de los puntos fuertes de la banda, sus trabajadas letras, la mayoría de ellas creadas a partir de lo cotidiano: «deBigote es un grupo formado por seis personas que pertenecen a la masa proletaria. No hay nada que tenga más protagonismo en la vida de los “currantes” que la cotidianeidad y los problemas que ésta conlleva. Las letras de deBigote, en ocasiones, intentan añadir algo de “poesía” a algunas reivindicaciones históricas como el feminismo y la laicidad (Dona diva, Cepas católicas), pero otras veces simplemente hablan de temas tan recurrentes como la emancipación, el amor, el sexo, la religión…».

¿Escena, qué escena?

En un decorado tan raquítico como el de la escena musical valenciana y castellonense, las gentes de deBigote, valga la expresión, no tienen pelos en la lengua: «No nos sentimos identificados con ningún grupo de la escena castellonense ni de la valenciana, pero es cierto que sentimos una profunda admiración por Tórtel, Rauelsson o Sánchez. Creemos que hay una escena valenciana cercana al pop, indie o como quieras llamarlo, con una creciente visibilidad nacional como son Tórtel, Soledad Vélez, Polock…, pero la verdad es que en el caso de Castellón la cosa se difumina más. Entre Valencia y Castellón la conexión es prácticamente nula, y entre los grupos de Castellón tampoco hay mucho más. Eso sí, en temas de colaboración, estamos abiertos a cualquier propuesta».

 

 
 

El disco de la semana

El Ser Humano

Egresión (Autoeditado, 2014)

 

Gonzalo Fuster dejó el pabellón muy alto con aquel Pyla Pan editado, hace un año, por Malatesta. En aquella ocasión desplegó un bello lienzo repleto de variopintas tonalidades y claroscuros marca de la casa. La misma marca asentada en una particularísima y personalísima forma de afrontar desconcertantes textos y variadas construcciones sonoras. Le acompañaron entonces, en aquellas sesiones, Fito Haro y, evidentemente, Dani Cardona, instrumentista (percusiones, baterías), productor, ingeniero, asesor, confesor y hombro donde Fuster gusta posar su cabeza, de tanto en tanto. Así pues, lo logrado pareció alcanzar tal grado de efectividad y celebrado acople en el universo de El Ser Humano que, la verdad, la anunciada llegada de una nueva criatura hizo temblar a más de uno.

Justo hasta la eclosión de esta Egresión, construida a partir del equipo habitual (añadan los bajos del también de la familia Rubén Marqués). Un disco que, desde la primera escucha, vuelve a provocar, en el auditorio, el efecto esperado ante los impactos con que se suelen desmarcar Gonzalo y los suyos: placentero desconcierto, agridulce placidez, pícaro surrealismo e hilvanado anarquismo. Fuster ha declarado públicamente su querencia por proyectos como Kevin Ayers o Television Personalities, y la huella de ambos sigue impresa en su filosofía. Añadan la facilidad de nuestro protagonista por mixturar delicados pasajes (Italia) con abruptos vericuetos (Continuamente gris), o reivindicar la figura de Suso Giménez y Petit Mal (a través de Cierto optimismo) todo ello culminado con vaporosos textos (Ella cae, Número 1), y podrán, tan solo, intuir a qué nos referimos. La particular torre de Babel de El Ser Humano sigue alzándose atractivamente insegura, pero orgullosa.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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