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César Campoy

Banda sonora

Honestidad brutal

Niño de Elche llega a Valencia haciendo gala de ese espíritu netamente rupturista que le ha convertido en una de las sensaciones artísticas de los últimos meses

 

Su relación con el universo del flamenco ha sido de todo menos convencional desde que, con tan sólo 10 años, ganó aquel concurso en Granada. Desde entonces, apenas ha habido certamen de renombre en el que este peculiar e inconformista artista no haya estado presente (entre ellos, y en varias ocasiones, el del Concurso Internacional del Cante de Las Minas). Su concurso en ellos y el devenir de su carrera en todos estos años acabó por certificar un sonado y esperado divorcio con el sector más ortodoxo y conservador del género. Él, hoy por hoy, es consciente de que apenas tiene nada que ver con la vertiente más “oficial” del flamenco. Podríamos decir que, prácticamente, deambula en tierra de nadie, ya que, el neófito en su arte, llega hasta él pensando que lo hace a una figura del género, eso sí, que reniega de la ortodoxia. Él, por su parte, se muestra tajante cuando se le inquiere sobre si echa de menos esa comprensión por parte del sector más ‘flamencólico’: No hay relación con él, ni se echa en falta.

 

Listo para la acción. Por Celia Macías.

La evolución de Francisco Contreras desde que editó en 2007 Mis primeros llantos (Dienc) ha sido indiscutible, y ha sido con este último Voces del Extremo (NdETelegrama, 2015), producido por Daniel Alonso (Pony Bravo) y editado tras aquel Strates (Natural Artifice) registrado junto al guitarrista José Sánchez, cuando este ilicitano, afincado en Sevilla, ha conseguido, definitivamente, meterse en el bolsillo a la práctica totalidad de la crítica musical considerada más ‘cool’. Su presencia en algunas de las citas festivaleras con más solera de la escena independiente, y el hecho de figurar en lo más alto de las listas de lo mejor de 2015 de muchas de las publicaciones musicales del país han hecho que Niño de Elche viva momentos de reivindicación y reconocimientos brutales: «Siempre te suele pillar por sorpresa cualquier reconocimiento que sea extensivo al espacio donde uno suele ejercer sus prácticas artísticas», asegura este artista, capaz de sorprender al más incrédulo a partir de unos directos impactantes y, para algunos, hipnóticos. ¿Tal maremagno de parabienes tan concentrado, genera, aparte de la evidente alegría, también angustia o desconfianza? «Los parabienes son cuestiones ajenas a nuestra forma de ejercer las prácticas artísticas, y en ellas la angustia o la desconfianza no son valores con los que nos relacionemos habitualmente. Todo está siendo muy positivo y todo esto lo que hace no es solamente afianzar la figura de Niño de Elche, sino todo lo que supone discursivamente hablando mi-nuestra propuesta».

 

 

La agenda de Francisco para los próximos meses da vértigo. Con sus diferentes e impactantes puestas en escena y maneras de hacer su arte visible (bien a través de su cante más desnudo, bien fusionado con elementos krautrock o new wave, bien sustentado en otras artes como la danza, bien sumergido en espectáculos multimedia…), esas propuestas girarán por todo el Estado (el 25 de febrero, sin ir más lejos, en el Café Mercedes Jazz de Valencia) y volarán hasta capitales europeas de primer orden como Londres, Bruselas o París. «Todo está relacionado. No se puede entender mi propuesta y mi discurso artístico sin conocer mi forma de relacionarme en/con las prácticas artísticas», responde cuando se le pregunta sobre la amplitud de sus miras, sin duda, relacionadas con esa condición de contestatario impenitente tanto en lo artístico, como en lo vital. Una condición que le lleva a no decaer a la hora de seguir cultivando esa especie de incontinencia creativa y colaborativa.

Y, como más diáfano nexo de unión entre sus numerosos y variados proyectos, efectivamente, lo políticamente incorrecto, el inconformismo, la conciencia y una manera de entender la industria muy particular (suele editar sus trabajos bajo una licencia Creative Commons que permite la descarga legal y gratuita). Si con aquel Mis primeros llantos ya frecuentó a Ana María Drack, Fernando Villalón o José Peral Vicente (el compromiso social también se hizo evidente en, sin ir más lejos, su Sí, a Miguel Hernández de 2013), este último trabajo viene inspirado, como su propio título indica, en esos encuentros convertidos en columna fundamental de la llamada ‘Poesía de la Conciencia’ (Antonio Orihuela, Begoña Abad…). Da la sensación de que, en el proceso creativo de Niño de Elche hay mucho de improvisación, mucho de sentimiento. ¿Cuáles son las fases por las que discurren las criaturas sonoras de Contreras? «Los tiempos y los objetivos no podría concretarlos ya que nunca sé cuándo empieza realmente el proceso de un tema o de un proyecto ni cuando termina ya que en mi forma de relacionar artísticamente todo va interrelacionado de alguna manera».

 

El descanso del guerrero. Por Celia Macías.

Con tan anárquicas coordenadas como estandarte, es fácil adivinar que tanto el ilicitano como su artes, consciente o inconscientemente, no se plantean puntos y finales. Se ha hablado mucho de las posibles metas u objetivos de Niño de Elche: La ruptura como destino, la experimentación como consigna, la provocación como constante… ¿Le damos demasiadas vueltas a la cabeza y, tal vez, no existen metas ni objetivos, sino, efectivamente, un simple trayecto que es vivido, sufrido y disfrutado a lo largo del camino? «Creo que es positivo darle vueltas a las cabezas pero centrándose más en ese movimiento que genera las vueltas más que la búsqueda de unas respuestas ya que muchas de ellas no dependen de uno mismo», sentencia.

 

Y dicen…

Tres voces autorizadas de la escena valenciana más audaz e inconformista valoran el espíritu de Niño de Elche.

 

Foto: Sergio Arias Ramón.

Carlos Luna (Luna y Panorama de los Insectos)

«Niño de Elche es un bálsamo. Una isla de autenticidad en el maltrecho, replicado y, a veces, falto de sangre, panorama musical de los últimos años. Emocionar y emocionarse con la música popular vuelve a no estar prohibido y es de agradecer que así sea. Basta con echar una ojeada a sus colaboraciones de los últimos Sónar y Primavera Sound, o a cualquiera de sus temas, para darse cuenta del calado de este artista. Riesgo y actitud, ninguna concesión al entretenimiento o a la complacencia. Nos hemos acostumbrado a la fealdad, a la mala praxis y al desdén, eso es un hecho. Propuestas como éstas, nos devuelven la esperanza de que todo está por venir. De que ir a un concierto puede ser un acto transformador e intenso. Giran y resuenan, en la espiral del oído, las voces del maestro Enrique Morente, Omega y Lagartija Nick, música de raíces profundas para un campo tan yermo, tan domesticado que invita a la rebelión. Textos que se proyectan sin miedo. Compromiso. Justicia poética».

 

Luis G. (Caballero Reynaldo)

«Pues no lo conocía pero me vibra muy bien, me lo creo, es una simbiosis bien hecha. Al escucharlo en Spotify he visto al lado a Soleá Morente y he comprobado que ésta, no; esa simbiosis no me gusta un pimiento. No puedo explicarte el por qué uno sí y la otra no, pero es así. De todas formas, voy ya por la mitad del disco y me estoy aburriendo un poco, demasiado lineal, el mismo chiste musical una y otra vez, pero vamos, yo lo aprobaría y no lo mandaría a la hoguera».

 

Javier Marcos (Galope, La Muñeca de Sal, Mist, The Seafood Special…)

«No sé qué mecanismos hacen que salten como un resorte a la primera línea del panorama musical (indie, independiente, alternativo…) figuras como la de Francisco Contreras. Dejando esta duda a un lado, tengo que decir que poder escuchar una voz como la de Niño de Elche me parece una suerte. Más allá de Voces del Extremo, un disco curioso en la forma, pero que en mi opinión sigue en consonancia con una especie de nuevo movimiento de rock andaluz teñido de crítica y eclecticismo, Contreras va mucho más allá con su arte. Porque eso es lo que es, un artista capaz de encontrar ese retazo de luz al que cogerse, del que alimentarse y hacerse grande en cualquier contexto. Esto sólo lo puede hacer ese tipo de persona que no tiene complejos, que intenta estar atenta y curiosa, que el saber no le ocupa lugar, que se interesa por la música, por la literatura, por la historia… por lo humano. Niño de Elche utiliza esa inquietud intelectual y sus armas artísticas, sus recursos básicos, para conformar su mensaje en sus diferentes envolturas. Una raíz flamenca que muta de acuerdo con el tiempo en el que vive. Es muy interesante escarbar en la obra de este artista y descubrir joyas como Strates, junto al guitarrista José Sanchez, o las canciones junto al guitarrista Raúl Cantizano. También habría que destacar cierta vocación didáctica y divulgativa, de temas relacionados con la lucha de clases, la injusticia social que siempre acompaña sus quehaceres artísticos. En mi opinión una de sus vertientes más interesantes».

 

 

El disco de la semana

 

El Ser Humano

3 (Luscinia Discos, 2016)

 

Es tan imbricada toda la maraña que envuelve a El Ser Humano, que acaba rozando la simplicidad. Es posible que, en ocasiones, nos enredemos demasiado en tratar de definir una filosofía (personal y, por ende, artística) tan peculiar, cuando es el mismo Gonzalo Fuster quien se encarga de explicarlo todo de una manera tan sencilla como titulando 3 a su cuarto disco. Ese es el espíritu del ente. No hay que darle más vueltas, parece decirnos. Superado este trance, que al final no deja de ser circunstancial, el camino queda despejado para centrarse en lo que verdaderamente importa: Sumergirse en un contenido que ha sido construido, en esta ocasión, con la inestimable connivencia de dos artesanos de nuestra música: Cayo Bellveser y Xema Fuertes. Con ellos, Fuster se embarca en un nuevo viaje soltando la mano de Dani Cardona, otrora, verdadero consejero espiritual del artista. A grandes rasgos, la esencia de El Ser Humano sigue intacta, aunque también es cierto que los dos extremos de la cuerda (el más digerible y el más sesudo), en 3 parecen tirar cada uno con más fuerza para su lado. Que esta última criatura se desperece excelsa y dé un brinco de la cuna con la extraña (hipnotizante ese riff) pero tremendamente pegadiza Mis raíces, y prosiga su camino con gemas como Lévi-Strauss (brillante ese puente-estribillo en falsete) o la emocionante Un Mystique (dignísimos arreglos) parece tener un objetivo: Atrapar al oyente para, acto seguido, ir complicando las cosas a medida que transcurre el viaje, a partir de pistas que van sumergiéndose en senderos menos evidentes. Así lo confirma la ruta que discurre a través de Amiga fría’, Elvis, la enigmática El hilo, Stein, y una surrealista Expropietario de Bélgica (de insuperable letra), para acabar regresando al nido (el círculo se cierra) con una suerte de nana, Tito.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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