Hace una semana una lectora de este periódico me hizo una consulta a través del correo electrónico sobre si debía poner o no en el currículum que estaba casada y era madre de dos niñas.
Vaya por delante que en esto, como en muchos otros aspectos que tienen relación con la orientación y la búsqueda de empleo, no hay verdades absolutas y podemos encontrar diferentes opiniones sobre qué hay que hacer y cómo hacerlo. Yo voy a exponer aquí por qué considero que NO es aconsejable poner en tu currículum información referente al estado civil y al hecho de tener hijos o no.
Partimos de la base de que nuestro currículum, ya sea en formato papel, en soporte digital o a través de la bio de los perfiles en redes sociales, es un instrumento que facilita información sobre nuestra experiencia profesional, formación académica, habilidades, etc… y que permite a la persona que no nos conoce hacerse una idea de cómo somos. Es decir, a nuestros amigos y familiares no les hace falta ningún currículum nuestro, ya saben cómo somos como profesionales y como personas.
Por tanto, el currículum lo hacemos para aquellas personas que no nos conocen, y tiene como objetivo ayudarles a que se hagan una idea de quienes somos, por lo que es importante cuidar la información que ponemos así como otros aspectos como la presentación o la foto que incluimos, por poner un ejemplo. Entre la información que facilitamos en el currículum incluimos títulos, carnes, cursos que hemos realizado o los diferentes trabajos que hemos desempeñado, intentando resaltar aquellos aspectos que consideramos pueden ser de interés para la empresa.
Hay otro tipo de información de carácter más personal que también proporciona información sobre nosotros y que dice mucho de nuestras circunstancias personales, entre las que se incluyen el estado civil y si tenemos hijos o no, y es aquí donde se nos plantea la duda, ¿incluimos esta información o la obviamos?
Partimos de la base de que la persona que va a ver nuestro currículum no nos conoce, pero es que nosotros tampoco la conocemos a ella, por lo que no sabemos qué es lo que piensa ni los prejuicios que puede tener. Por volver al ejemplo de nuestra lectora: una persona puede considerar que ser madre de dos hijos es bueno porque demuestra que es alguien responsable, mientras que otra puede pensar que el hecho de tener hijos pequeños puede suponer un problema de conciliación laboral. Si por el contrario pone que es soltera alguien podría pensar que en un futuro tendrá hijos lo que será un problema para la empresa, es decir, el mismo hecho objetivo puede ser valorado de forma diferente según la persona que lo haga.
Todos estos pensamientos son subjetivos y no tienen ningún tipo de validez ya que la responsabilidad y la seriedad de una persona no tiene nada que ver ni con su género, ni con su estado civil ni con el hecho de ser o no padre. Pero no podemos obviar que no son las empresas las que contratan, sino que son personas y cada una piensa de una forma diferente.
Por tanto, ya que no podemos saber qué es lo que piensa la persona que nos va a reclutar sobre este tipo de cuestiones, y dado que estos datos no son necesarios para definir nuestro perfil profesional, simplemente y llanamente lo obviamos del currículum, ya que de esta forma no estaremos dando motivos para que nos puedan descartar simplemente por el hecho de no conocernos.
Es muy raro que una empresa nos llame para preguntarnos si tenemos pareja, estamos divorciados o si tenemos hijos cuando enviamos un currículum, cuestiones por las que si pueden preguntarnos en la fase de entrevista, pero para la cual ya dispondremos de más tiempo para que nos conozcan más allá de lo que pone en un simple papel.