LA BURLA COMO DEFENSA
En estos días se observa con demasiada frecuencia como algunos emplean la burla como un método de interlocución.
Amparados en ella, en la burla, se evidencian carencias que tienen que ver con la formación humana de quienes usan el escarnio como arma arrojadiza.
En los programas de concursos televisivos, por ejemplo, el juego burlesco se admite en la medida que el que acude al concurso ya va preparado a soportarla, creyendo, quizás, que eso le da ventaja a la hora de ganar puntos o botes o lo que sea que haya que ganar.
¿Cuál será el límite de estas actuaciones?
Jugar con la ventaja de que quién asume el papel de administrador del tiempo, gasta parte del mismo en reírse del otro por su peso, volumen, vestimenta, habilidades etc. no está bien.
En la burla no es lo mismo reírse con los demás que reírse de otro para así divertir a los espectadores y ganar audiencia.
La cuestión es ver cómo reacciona el otro.
No todo es televisión, radio o diarios, no.
Me viene a la memoria, ahora mismo, el suceso de la reacción de un guardia civil en Barcelona que se arranca con un fandango como contestación a un intento de escrache, frente al sitio donde vivía. Un 10 para el cantante armado de voz y cadencia
Dado que el tema del independentismo y el referéndum potencial en Cataluña ocupa con profusión los titulares y el desarrollo de noticias, parece como si no sucediera nada más y las colas de urgencias en los hospitales, las citas a cuatro y seis meses o los problemas de la enseñanza, han quedado subsumidos por este grave asunto.
Siguen estando ahí y volverán.
Algunos estibadores del puerto de Barcelona se han negado a atender las necesidades de la Policía Nacional que habita provisionalmente en algunos barcos alquilados por el Gobierno ,por ese estado de excepcionalidad latente en el que nos han puesto un grupo de dirigentes catalanes que son incapaces de sentarse a dialogar razonablemente con el Gobierno.
.Hacen esos estibadores burla de esos policías que son padres de familia, que tienen hijos y que cumplen con el mandato recibido. Es una burla dañina.
Ocurre que esos mismos estibadores y otros colectivos o personas acuden, temerosos, a ellos, cuando surgen problemas de seguridad o el miedo a lo que pueda ocurrir se adueña del espíritu de los que antes gritaban.
Y no digo más que es vergonzante la burla sobre personas que tienen una enfermedad, una discapacidad.
¿De quién habla usted? – me pueden decir.
De ese cargo – no doy el nombre y la función por no caer en el mismo agujero de la burla- que se burlaba del ex presidente de la Generalidad valenciana, el Sr. Zaplana que, al parecer, sufre una leucemia.
No siendo santo de mi devoción, lamento mucho que tenga ese problema de salud y le deseo curación pronta, si fuera posible y no veo por ninguna parte la risa o la burla que se ha hecho del caso.
Muchos sueñan con un minuto de gloria, con un titular y no se detienen ante nada.
Algo está pasando en la educación. No se pueden admitir bromas que menoscaben la identidad, sea quien sea el que las gaste. No tiene gracia alguna y falta, probablemente, un decálogo que contemple sanciones por estos casos.