ANIMALISTAS, VEGANOS, AGUAS FECALES, ALIMENTOS ADULTERADOS, GREZZI Y YO QUE SÉ MÁS

Ya sé que es mejor que cada uno crea que una de esas cosas por sí solas puede no tener importancia, o tenerla relativa y que su mezcla parece no tener sentido.

No.  Lo que digo es que todo junto me llama la atención y preocupa y si a ello le añadimos que todos los que saben de economía no paran de decir que vamos directamente, de cabeza, a una crisis, el asunto se complica más.

Es como si entráramos en un bucle de preocupación, en algunos casos he visto casi pánico.

Sucede que todo le llega a uno todos los días y en esa circunstancia no me extraña que más del 45 % de la población española se declare, en una de esas macroencuestas europeas, como individuos no felices, muy por detrás de los franceses y los ingleses; lo que a mi me llama la atención, de tal suerte que me planteo la causa que genera esa sensación de infelicidad.

Solo se me ocurren preguntas y supongo que a otros se les ocurren las causas y a los políticos, por cierto, solo parece ocuparles, ahora, una cosa que se llama investidura o elecciones. Veremos

¿Por qué no somos felices? ¿No nos llega el sueldo? ¿Nos molestan los vecinos por el ruido? ¿No encontramos aparcamiento porque el concejal Grezzi ha declarado la guerra a los que tienen coche? ¿Nos come la moral porque no damos la talla y la profundidad cuando logramos hacer el amor? ¿Nos agobia saber que España tiene deuda que iguala al producto nacional bruto y pagamos de intereses 35.000 millones anuales de interés, dicen? ¿Es porque no saben gestionar la salubridad de las aguas de nuestro querido Mar Mediterráneo? ¿Deseaba usted ese puesto de asesor y se lo han dado a un indocumentado? ¿Le molesta que el Valencia club de futbol esté en manos de un extranjero?

Podríamos hacer una lista de cargos contra nuestra intimidad.

Quizás por eso no nos dejan en paz y nos bombardean constantemente con noticias que no son precisamente agradables y eso se acumula.

He tomado la decisión de filtrar más mis preocupaciones, sobre todo aquellas que pese a su existencia están tan lejos de mi posibilidad de cambiarlas que me abandono y debo concentrarme.

Redactaré una lista de agravios y pensaré como combatirlos.

Por ejemplo, reduciré el uso del móvil y pensaré que vivo como cuando había que llamar a una operadora y le pedías que te pusiera con tal número y si era el extranjero te daban cita en Telefónica y ahora tengo una sobrina en Alemania y otra en América del Sur y puedo conectar con ellos de inmediato.

Cogeré más el autobús y apagaré más luces en mi casa, aunque la oscuridad me da miedo.

Apagaré la TV cuando empiecen las noticias de los informativos que cada día se parecen más a aquel periódico, al “El Caso”, y quiero aprender a tocar algún instrumento musical por aquello de que la música amansa a las fieras.

Escucharé con mayor atención a mi prójimo o prójima y evitaré dar demasiados consejos y mandar videos donde otros me sugieren lo que debo hacer, como educar, que comprar, donde ir etc.

Le propongo que haga usted su lista si se atreve- Suerte.