LA HORA 23
He conversado ayer con gentes que estaban desesperadas por la pérdida de una hora y acusaban al gobierno – “Porco governo”- de ese robo temporal.
La idea no es mala. Y yo que en ese momento no tenía nada que hacer, incité al personal a pergeñar una propuesta de reclamación por la hora que se había llevado el medio ambiente. En principio había una duda y era la de desconocer a quien dirigir el escrito de protesta. Pensemos.
¿Al ministerio de Energía? para que nos abonarán en cuenta corriente o doliente la hora ganada por las empresas de distribución energética, sobre todo si usted `paga por el sistema de cuotas iguales, pero Manolo, un amigo, era partidario de dirigirse a la Moncloa directamente.
A Manolo le gusta mucho dirigirse a la cabeza y por eso decía que había que emplazar al Presidente a devolver la hora en forma de menos impuestos en el Mes de Marzo y añadirle un plus por las horas sin dormir atrasadas, como consecuencia de la Fallas – porque las carpas albergaban gantes que con sus gritos y músicas no permitían el descanso y así recuperar al menos algo.
No sé cómo quedó el asunto. Yo me fui a los Viveros a resguardarme del viento y dediqué la hora perdida al silencio y a la reflexión y di un repaso a los que ya no estaban conmigo y a la media hora de pensar así, cambié porque eran demasiados los que no estaban y estaba poniéndome triste por ello y tampoco era eso.
Me quedaba media hora y la dediqué a pensar en la última noticia dada por la prensa científica acerca de lo que unos días antes de morirse dejó el científico Stephen y que trata de la existencia de universos paralelos y me dije que si eso fuera así todos aquellos a los que he querido y no están ahora conmigo puede que estuvieran en otro universo esperándome.
¿Y si estuvieran aquí? Lo digo porque no es la primera vez que alguien me confunde con un tal Alejandro (el nombre es bonito) que se ve que tiene la misma “jeta” que yo. ¿No le ha pasado a usted nunca?
Claro que no está bien que haga usted como Juanito, otro amigo, que era muy zumbón y se aplicaba a la broma de forma espectacular, que si hubiera hecho lo mismo en la carrera sería un Nobel seguro, que se aproximaba a alguien, mayormente a una chica, y hacía como que se confundía y lograba un cierto éxito…tanto que hoy está casado con una y lo que no sé si cree que está casado con la confundida o con la otra. Un misterio. Un misterio como el de la hora perdida o ganada.¡Quién sabe!
A mí lo de la hora me ha dado para esta super columna (por el número de palabras empleadas) y para dedicar un tiempo al recuerdo.
No es una hora perdida, ni ganada. Es una hora inexistente y diluida el tiempo falso del reloj. Ahora son la 10 que ayer era las nueve y en el próximo cambio nos la devuelven. Con nosotros hacen lo que quieren.