¡SANTUARIO! ¡SANTUARIO!
Hubo un tiempo en el que la Iglesia y la Universidad eran espacios que se consideraban fuera de la jurisdicción civil y se convertían en lugar de refugio.
Todavía resuenan en mis oídos los gritos del personaje de Quasimodo corriendo hacia la entrada de Notre Dame con Esmeralda en sus brazos logrando, por fin, entrar y permanecer a salvo.
Me permito la sinopsis para entrar en materia.
“Nuestra Señora de París (Notre-Dame de Paris, en francés) es una novela de Victor Hugo, publicada en 1831 y compuesta por once libros, que se centra en la desdichada historia de Quasimodo, la gitana Esmeralda y el archidiácono Claude Frollo en el París del siglo XV. Todos sus elementos —ambientación renacentista, amores imposibles, personajes marginados— hacen de la obra un modelo de los temas literarios del Romanticismo”.
Es tal mi ingenuidad que hasta poco todavía creía en el santuario universitario; es decir que todavía, pese al paso de los años, tenía fe en que cierto sentido de la equidad permanecía incólume en el alma de quienes rigen y dan ejemplo para quienes habitan ese santuario.
Esa creencia mía demuestra mi inocencia y el como pese a los años de quien esto escribe soy un “imbécil”, un viejo poseído por la nostalgia y la añoranza.
¿Qué pasa? Nada. Veamos.
Leo que la cúpula de la Complutense está dividida a costa de un posible nombramiento a la Sra. Ayuso como estudiante modelo y sigo leyendo que esa propuesta ha levantado una fuerte polémica con alguna dimisión.
Como yo me temía lo de menos es la Sra. Ayuso. Tras esto hay elecciones a Rector. Quizás así quienes la proponen creen que tendrán apoyo extra. ¡Se ha roto el encanto!
De repente me viene a la memoria la rapidez en la carrera del expresidente del PP el Sr. Casado, la tesis del actual presidente del Gobierno, el máster de la Sra. Cifuentes, la dirección de otro máster a cargo de la esposa el Sr. presidente del gobierno cuya titulación para ese asunto está por descubrir.
Yo no dudo que todos tengan la formación bastante, pero otros se lo cuestionan. Quizás sea una cuestión de fe. Quizás los historiadores podrían hacer de estas cuestiones un asunto de investigación.
Por otra parte se observa una proliferación, por cierto, de centros privados cuya homologación existe y son espacios donde el negocio de la enseñanza se hace en dólares.
A lo mejor es que los políticos han descubierto en sus propuestas que dar brillo local mediante la habilitación académica les es rentable a efectos de voto popular.
Quedan ya pocos santuarios. Siempre podremos rogar para su vuelta el iniciar la ruta del Camino de Santiago y así recuperar el aura perdida. De momento escribo esto amparado en la libertad de prensa y en la acogida de este medio. Muy buenas.
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