EUTANASIA CELESTIAL
EUTANASIA CELESTIAL
Mientras yo sufría un ataque de Koliditis, sazonado con una pasada de Ábalos por la ronda mediática, que se había montado para ejercer su derecho a la defensa de su honor, el Parlamento lo echaba de menos
En su primer día en el Grupo mixto no apareció. Un hueco en el Parlamento y su escaño mixto, recién estrenado, no notó más que la ausencia de su trasero.
Creo que se lanzó a la tournée radiotelevisiva como el primer asalto de tanteo. Sus incondicionales hasta ayer lo evitan y temen. Se dedican a rezar a Lenin, Marx o Stalin.
Buscan que alcance el cielo pronto. Imitan a los sacerdotes de Toledo. La acogedora ciudad de las tres religiones monoteístas en su día es donde habita el sacerdote Gabriel Calvo Zarraute: “Rezo mucho para que el Papa Francisco pueda ir al cielo cuanto antes”
A este seguidor caritativo se le han unido otros, incluso de más allá de Toledo, para rogar por la aceleración del proceso natural de la vida de este Papa.
Se ve que les parece revolucionario en lo que dice, hace e incluso de lo que hizo. en aquel lejano proceso de la teología de la liberación.
Los “rezadores” se ríen y señalan que hay que rezar más fuerte. Estas” criaturas” ríen, se alborozan y lo graban en un You Tube “ad major gloriam”.
Jorge Mario Bergoglio además de ser Papa es, que simpleza la mía al decir esto, es un ser humano que podría ser el padre o la madre- esto lo dudo-de estos “chicos rebeldes” que juegan a ser conservadores.
Esta suerte de eutanasia “rezodirigida” adquiere especial importancia incluso para aquellos no creyentes por lo de la disolución de valores.
Voy a ver si llamo a mi admirada “Yolanda Fashions”, que ha estado con él, para que contacte con Su Santidad a ver que le dice. No hay peligro.
La eurocomunista sabe manejar estos asuntos. Le dará un efusivo y fraterno abrazo de consolación. A estos discípulos les patina la “croqueta”. Ellos solos se hundirán a manos de la Conferencia Episcopal que los disgregará, no sin antes hacerles pedir perdón. Los de Toledo han tenido suerte, porque la Inquisición ha cambiado de manos