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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

TESTAFERRO FALLIDO

TESTAFERRO FALLIDO
    Estos días asistimos con interés morboso al juicio que se celebra contra- aunque nunca se sabe hasta el final si resultará a favor- del Sr. Zaplana D. Eduardo.
Comparece como acusado de obtener fraudulentamente ingresos por comisiones de terceros. Favorecidos por su “otrora” peso en la política de la Comunidad y más allá en la nacional, en función de su cargo, electo y a dedo respectivamente, como presidente y luego ministro.
Todo un campeón. Palabra que parecía usar con frecuencia campechana en sus mejores momentos exitosos.
En sus numerosos lances políticos parecía inmune al mal del siglo, mejor de los siglos, como es el de engrosar su cuenta corriente orillando su nombre y actuación indirecta.
Una de las herramientas permitidas en España y Uruguay-según mi consulta- es la contratación de un testaferro. No es ilegal como figura interpuesta entre uno y el resto del mundo.
Suele ocurrir que la inclinación para seleccionar testaferros pasa por íntimos amigos con los que has compartido juegos infantiles; si has jugado a bolas o a cromos, ahora le propones un juego de mayores, con cromos de papel moneda de curso legal.
Se supone que el elegido pasa por encubrir, suplantar al verdadero campeón a cambio de alguna “soldada” mensual.
Todo va sobre ruedas engrasadas mientras no se cruce la raya de lo considerado ilícito y el testaferro disfruta del juego como un señor.
Un día “el campeón” se ciega y se lanza a cometer errores de párvulo haciendo ostentación vanidosa, y se entrega al disfrute” al parecer de su patrimonio “testa ferrado” y el cabeza de turco se pone nervioso y “canta la gallina” a la fiscalía. Obtiene otro tipo de soldada evitadora de palpar las duras rejas de la celda compartida con quien sabe quién y decide salvar el culo.
Yo conocía a un testaferro en el sentido literal de ”cabeza de hierro”; luchador de lucha libre en la plaza de toros de Valencia a coso a reventar. Creo que se llamaba Tarrés y era empleado de banco. ¡Había que comer! Tiempos difíciles.
De mayor no he podido cumplir mis secretos deseos de ser espía y/o testaferro. No necesitan justificar gastos, y eso debe ser una gozada. No somos nada, campeón.

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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