LILITH Y LA ANSIEDAD

No es el nombre de la famosa canción melancólica y triste de la guerra Lili Marlen, tantas veces escuchada en las trincheras y cuyas primeras estrofas dicen así:

” Frente al cuartel, Frente a la puerta grande, hay una linterna…”

  Una canción de alerta y premonitoria que vendría a ser para los soldados alemanes como esa lucecita que no se apagaba ni de día ni de noche, decían, en la oscuridad del palacio del Pardo.

Esta es otra Lili. Es Lilith la nueva secretaria de estado en nombre de Podemos.

Es la que anuncia a bombo y platillo que el trabajo causa ansiedad. Y es cierto.

Su papá, un elitista cambiador de chaqueta política según sople el viento, lo sabía y preparó a su hija contra la ansiedad; pues bien, la señorita de pelo rojo, recién nombrada como secretaria de estado, ha sido criada a los pechos de La Sorbona y con un título de Munich y una tesis, dicen, a medio terminar, ya apuntaba maneras  como escuchante en las conversaciones entre los Srs. Iglesias, Monedero y su papá D. Jorge en plena formación del partido, de capa caída ahora, Podemos; un partido que hoy rechaza al papá de la señora secretaria por razones diversas.

Me llama la atención lo de la ansiedad por la vía laboral e investigo lo que describe Fedea ( fundada en mayo de 1985 por Luis Ángel Rojo, director en aquel momento del Servicio de Estudios del Banco de España, con el objetivo de ser un puente entre el mundo académico, la sociedad civil y los gestores públicos para aunar esfuerzos con vistas a contribuir al progreso de la sociedad española).

Retrasar la edad legal de jubilación, una medida que están poniendo en marcha la mayor parte de países y que sigue siendo objeto de debate en la actualidad, tiene efectos adversos en la salud de los trabajadores.

Es más, posponer un año la salida del mercado laboral aumenta «significativamente» el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años.

Esta nota y la declaración de la secretaria ansiosa abunda en mi opinión de “que el trabajo mata” y eso es una premonición que el profesor D. Jorge intuía. Ahí estamos.