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Beatriz de Zúñiga

Daños & prejuicios

Dime cómo viste y te diré si es abogado

E l abogado ha de vestir como tal”, o eso dicen. A lo que los periodistas contamos con un libro de estilo, ellos tienen en la mesilla de noche un manual sobre la indumentaria que deben portar, tanto dentro como fuera de la vida judicial. Conozco de buena mano cómo es el armario de un letrado: trajes, pantalones de pinza, camisas a conjunto con las americanas… Abres aquello y parece el ajuar de un enterrador, desde el cariño. Por no hablar del pedazo de problema que tienen los fines de semana, porque acaban tan sumamente hartos de ir de etiqueta que se tiran el primer vaquero roñoso que pillan por el ropero y la camiseta que iba de regalo con la caja de galletas. ¿Y cuando tienen una cita, boda o derivados? Pues nada, ya pueden ponerse, maquillarse, peinarse o acicalarse lo que quieran que no se notará ni una pizca la diferencia, si es que llevan la misma ropa que para ir a trabajar… Y no lo digo yo, me lo confiesan ellos cada sábado.

Aunque parezca broma en algunos despachos y Colegios de Abogados al entrar por primera vez a trabajar te dan: el contrato para firmar, el Código Civil y Código Penal, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la Ley de Arrendamientos Urbanos, unos cuantos textos legales más y el ‘Vademécum para Abogados Noveles’ que contiene un capítulo dedicado en exclusiva a su vestimenta. Entre tú y yo no nos vamos a engañar, pese a que a estas alturas de campaña electoral suene un tanto casposo, las corbatas siguen dando cierta sensación de seriedad, pero es común a muchos oficios. Así que si quieres disfrazarte de abogado o pretendes pasar la mañana del lunes en la calle Colón adivinando quiénes pertenecen a esta especie cargada por el diablo, aquí te dejo un decálogo de los 18 puntos básicos para que consigas reconocerlos a primera vista:
 
AMBOS SEXOS
 
1 Hasta 2001 era necesario que los abogados comparecieran ante los Tribunales con traje, camisa blanca, corbata, zapatos negros, por supuesto vistiendo toga y en algunos casos birrete. Una buena forma de diferenciarlos de ciertos periodistas como Togado&Hundido que pasan el día en la Ciudad de la Justicia.
 
2 Desde entonces, aunque utilizar la túnica negra sigue siendo imperativo para los Magistrados, Fiscales, Secretarios, Abogados y Procuradores, ya no importa lo que lleven debajo. No obstante, siempre es mejor no hacer la broma de ir desnudo porque pueden obligarles a descubrirse al entrar y salir de la Sala, no vaya a ser que guarden un as en la manga.
 
3 El tema de la toga tiene su intringulis. Los juristas no suelen contar con una propia, son bastante caras y la mayoría opta por la que ofrece el Colegio de Abogados corriendo el riesgo de que sea diez tallas más grande o que contenga restos de sudoración de un inseguro compañero de estrados. Pero siempre ha habido clases, ya que los decanos deberán llevar vuelillos en la misma y para cuando la ocasión lo requiera, la placa o medalla de acuerdo a su rango. Además, en los reglamentos no se dice nada del color de la misma, quién sabe si algún día ocurre como con los gorros de los celadores y un pobre despistado se tira el mantel de casa encima.
 
4 “Adecuarán su indumentaria a la dignidad y prestigio de la toga que visten y al respeto a la Justicia” o eso dice su Estatuto. Aunque es recomendable que la ajusten a su materia, no es lo mismo un laboralista que uno penalista, ¿no?
 
5 ¡Viernes al sol! El mismo manual de instrucciones les permite tomarse ciertas liberalidades con el vestuario el último día de la semana (para ellos, porque algunos trabajamos los findes) siempre que no tengan citas o reuniones importantes en agenda. Pero vamos, que el libertinaje no te creas que llega muy lejos, igual pueden quitarse la corbata, que no el traje, y eso que estamos a 35 grados a la sombra.
 
6 Aunque suene a chiste, en muchos convenios colectivos de todos los sectores se considera falta leve no ducharse. ¿Hay gente tan guarra como para que se tenga que incluir en el reglamento interno de la empresa? Pues se ve que sí. Pese a que creo que debería elevarse a derecho fundamental de los compañeros de trabajo, al menos el manual del buen abogado advierte que el cuidado personal ha de ser impecable, pero sin caer en el excesivo acicalamiento para que no parezca artificial. Tampoco se trata de ser el estirado del despacho.
 
7 Controlar los niveles de sudoración es otra de las recomendaciones, para lo cual siempre es buena opción tener desodorante y kit de ducha en la taquilla. Adiós a las manos húmedas, es enormemente desagradable tener que limpiarte disimuladamente después de saludar a alguien.
 
8 Trabajan mucho y muchas horas, es cierto, pero cuando lees el librito parece que no tengan casa, porque al neceser con roll-on de frangancia fresca y champú anticaspa o anticaída, hay que añadirle el cepillo de dientes y la maquinilla de afeitar. Asimismo, el pelo debe estar siempre brillante y los dientes relucientes. Cobrarán mucho, pero con lo que se gastan en estética se les va la mitad del sueldo.
 

 
MUJERES
 
9 No es broma, en el texto aparece una tabla de indumentaria recomendable y la que no lo es tanto. Por ejemplo, para las mujeres lo más adecuado son los trajes, indistintamente de que sean de falda o pantalón, pero de tonos oscuros, grises, negros o azules marinos. Lo que ya te he dicho, de funeral total. Nada de vaqueros ni faldas demasiado cortas. A lo que cabe preguntarse: ¿corto respecto a qué?
 
10 Las mejores camisas son las de cotó piqué, que no sé muy bien lo que es, pero así lo indica. También son dignos de ser llevados por una letrada los jerséis de cuello alto y las blusas. Ni camisetas, ni “escotes profundos“.
 
11 ¿Y los zapatos planos o de tacón? Depende. Para el pantalón mucho mejor el calzado plano o los botines, para la falda el tacón bajo. Nada de esos taconazos afilados que en los aeropuertos no saben si son arma blanca o remate femenino. Y por supuesto, ni plataformas ni suela gruesa.
 
12 Los complementos son el mejor aliado de la mujer, o su peor enemigo, porque parece ser poco profesional que una abogada lleve pendientes grandes, bolsos de lona o similares y que abuse del perfume. Que para dejar huella en alguien no es necesario impregnar el juzgado de un rastro oloroso.
 
13 Prohibidos los “tatuajes y pins”, aunque no sé si con pins se refiere a piercings o a chapas de “no a las tasas”. Y siempre con la comodidad y discreción necesarios para transmitir la suficiente confianza y seguridad. Además, las uñas debes estar bien cortadas para que la longitud de las mismas no sea desproporcionada, con manicura discreta y colores poco estridentes. Y ahí te lo deja.
 

 
HOMBRES
 
14 El gran enemigo del hombre, la corbata. Y esto va tanto para los abogados como para los que no lo son, por favor, retirad de una vez las que tengan dibujitos extravagantes de Homer Simpson, Mickey Mouse o los superhéroes de Marvel, que esa etapa, aunque os cueste asumirlo, ya pasó. Mucho más decoroso es que utilicéis colores sobrios y que aprendáis de una vez a confeccionaros el nudo vosotros solos. No obstante, es aconsejable que contéis con una de repuesto en el despacho por si os mancháis con el bollo o el café.
 
15 El traje, al igual que para el caso de las mujeres, mejor gris o azul marino, con camisa blanca o de tonos suaves. No está muy bien visto eso del marrón o granate que utilizan los jugadores de fútbol cuando asisten a la Gala del Balón de Oro.
 
16 La falda no está contemplado para el sexo masculino, así que nos centraremos en los pantalones. Tienen que ser clásicos, que no del Pleistoceno, y oscuros. Nada de calcetines blancos, porque aunque esta espantosa combinación murió el mismo día que Michael Jackson, por si las moscas, el vademécum lo previene. Los zapatos de “piel o similar”, que con lo que cobran ya podrían ser auténticos.
 
17 Prohibidas las “camisetas con publicidad” y los vaqueros, indicación que no hace a las mujeres. El buen gusto es universal, pero parece imperar entre nosotras. ¿Lo ideal? Camisas de colores claros, para contrastar un poquito con el desolador panorama.
 
18 Otra cosa que no advierte a las letradas pero sí a los abogados, es que no es aconsejable el calzado deportivo. No sé si es porque a nosotras no se nos ocurriría o porque ellos practican más deporte por cuestiones de colesterol y tal, pero sí que coincidimos en los pins y tatuajes.
 
 
Llega la época de exámenes y me entristece enormemente confirmaros que hasta nuevo Real Decreto-ley, sólo podremos disfrutar del blog una vez a la semana. Deseadme suerte.
 

ALGO DE LEGISLACIÓN

Artículo 49 del Estatuto General de la Abogacía – Derogado en 2001

Los Abogados comparecerán ante los Tribunales con traje, corbata y zapatos negros, camisa blanca y vistiendo toga y, potestativamente, birrete, sin distintivos de ninguna clase.
En la apertura de Tribunales, tomas de posesión, recepciones y demás actos oficiales solemnes, así como ante cualquier Tribunal o Autoridad en que haya de hacer valer su condición el Decano llevará vuelillos en su toga, si le correspondiere, así como la medalla con el emblema del Colegio, que también podrán ostentar los demás miembros de la Junta de Gobierno.
Los Abogados no estarán obligados a descubrirse más que a la entrada y salida de las Salas a que concurran para las vistas y en el momento de tomar la venia para informar.

Artículo 37 del Estatuto General de la Abogacía- Vigente

1. Los abogados comparecerán ante los Tribunales vistiendo toga y, potestativamente, birrete, sin distintivo de ninguna clase, salvo el colegial, y adecuarán su indumentaria a la dignidad y prestigio de la toga que visten y al respeto a la Justicia.
2. Los abogados no estarán obligados a descubrirse más que a la entrada y salida de las Salas a que concurran para las vistas y en el momento de solicitar la venia para informar.

Artículo 187 de la Ley Orgánica del Poder Judicial del 1 de julio de 1985

1. En audiencia pública, reuniones del Tribunal y actos solemnes judiciales, los Jueces, Magistrados, Fiscales, Secretarios, Abogados y Procuradores usarán toga y, en su caso, placa y medalla de acuerdo con su rango.
2. Asimismo, todos ellos, en estrados, se sentarán a la misma altura.

Vademécum para Abogados Noveles

Autor: José Ángel García Fernández
Editorial: Tirant lo Blanch
Precio: 11, 30€

 
 
Con estas líneas no pretendo cerrar la cuestión, sólo se trata de una exposición de ideas. Si se encuentra en esta situación acuda a un buen abogado y recuerde que siempre es mejor un mal acuerdo que un buen pleito.
Para sugerencias, quejas o recomendaciones puede escribirme a bzuniga@lasprovincias.es
 
 

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Sobre el autor

Periodista en proceso de jurista, o al menos hasta que encuentre mejor novela que la protagonizada por Ticio, Cayo y Sempronio. De pequeña me gustaba buscar a Wally, ahora tengo las estanterías llenas de libros con un mismo título pero con una palabra en su interior modificada, toda una hazaña encontrarla. Creo que la 'vacatio legis' debería aplicarse como norma de vida, para contar con un periodo prudente entre la pronunciación de la palabra y su entrada en vigor. "La libertad del individuo acaba donde empieza la libertad de los demás" o viceversa.


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